Ha faltado muy poco para que Julen Lopetegui dejará de ser entrenador del Sevilla este verano, pese a los dos años más de contrato que tiene aún firmados. De hecho, hasta que Monchi retomó ayer las conversaciones con él, su continuidad estaba en el aire. Después de unos días de vacaciones, el técnico almorzó con Lopetegui ayer y de ahí nació el acuerdo definitivo para continuar juntos. La historia es la siguiente.

Pese al cuarto puesto liguero, la temporada pasada había dejado abierta una importante herida. Y es que se habían dejado muchas cosas por el camino: el fracaso en la Champions, el paso silencioso por la Europa League, la eliminación copera, la plaga de lesiones, la decadente segunda vuelta, el mal juego del equipo, el aburrimiento reinante…. Todos estos aspectos se los echaron a la cara en una reunión hace un par de semanas, advirtiéndole al entrenador que ciertas cosas pasarían a manos del club y que el plan de vender se había activado. La reacción de Lopetegui fue altiva, negándose a asumir ciertas críticas y algunos cambios.La cuerda estaba casi rota. Las partes se dieron un tiempo y Lopetegui se marchó unos días de vacaciones junto con su familia. A la vuelta todo cambió. En el almuerzo celebrado ayer jueves, Monchi se encontró con un entrenador mucho más receptivo. Quizá, la falta de ofertas hizo recapacitar al entrenador. Con esta nueva actitud, el director deportivo entendió que no era el momento de romper las relaciones después de la tercera clasificación para jugar la Liga de Campeones. Con las cosas claras y las heridas curadas, se dieron la mano. Se acabó el culebrón y una historia de dudas que a punto estuvo con acabar la historia de Lopetegui en el Sevilla. El asunto está cerrado. Ya era hora. Los focos ya apuntan sólo a la reconstrucción del equipo.