Las últimas lluvias han aportado 32 metros cúbicos a los embalses de la Empresa Metropolitana de Aguas de Sevilla (Emasesa), el equivalente a tres meses de consumo, a pesar de lo cual se mantiene el estado de prealerta por sequía declarada en noviembre pasado.

Por ello, Emasesa pide la colaboración de los ciudadanos y de las empresas para conseguir más ahorro de agua porque el volumen de agua embalsada en los seis pantanos que abastecen a Sevilla capital y al resto de localidades de la empresa asciende a 343,12 hectómetros cúbicos.

Ese volumen supone el 53,5 por ciento de la capacidad de los embalses, según la empresa de aguas, que fija en al menos 434 hectómetros la cantidad necesaria para volver a la normalidad y asegura que aún puede garantizar el consumo doméstico durante más de dos años y medio

El embalse de Aracena está al 24,5 por ciento de su capacidad, con 31,53 hectómetros cúbicos; el de Cala, al 39,8 %, con 23,44 hectómetros; el de Zufre, al 37,1 %, con 65,05 hectómetros; el de Minilla, al 76,9 %, con 44,47 hectómetros; el de Melonares al 77,4 %, con 143,66 hectómetros; y el de Gergal, al 99,8 %, con 34,97 hectómetros.

Entre los días 23 y 27 de diciembre se acumularon precipitaciones de 115 litros por metro cuadrado en la cuenca de la que se abastece EMASESA, que fueron especialmente intensas en las madrugadas del 24 y 25 de diciembre, con gran diferencia entre las zonas porque en Aracena se registró una pluviometría de 57 litros y en Minilla de 109 litros.

La empresa pública desplegó un operativo con 47 cuadrillas y 110 operarios, que en tres turnos atendieron ininterrumpidamente 230 incidencias surgidas, sobre todo por los atascos en imbornales, en la red general y en acometidas domiciliarias.

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Emasesa destaca la gran efectividad de los depósitos de retención de aguas pluviales de la Alameda y de la Avenida de Kansas City a la hora de subsanar los efectos de las intensas lluvias.

De hecho, ambos alcanzaron el 100 % de su capacidad y desalojaron de los viales hasta 52 millones de litros de agua, que fueron posteriormente bombeados, facilitando así el funcionamiento de las redes pluviales.

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