La Policía Nacional ha detenido a cinco personas la mayoría de una misma familia y da por desarticulado un clan dedicado al narcotráfico en el Bajo Guadalquivir llamado el clan de los Tarta. Están considerados los presuntos autores del asesinato de un hombre desaparecido en el mes de junio en la localidad de Coria del Río. Los arrestados prestarán declaración judicial en los próximos días en los juzgados de ese municipio sevillano.

El móvil del crimen fue un ajuste de cuentas y rencillas previas porque el clan de los Tarta acusaba al fallecido de haber realizado un "vuelco", es decir, de haberles robado droga. El cabecilla de este clan consideraba además que este robo había debilitado su imagen frente a otros clanes y ha tardado años, pero al final se ha cobrado su venganza como ha explicado el inspector José Luis Valverde, jefe de la Unidad de Delitos Especiales y Violentos de la Policía Nacional, quien asegura “que es un asunto de drogas que termina mal, que le trae unas consecuencias negativas al principal encausado”, un hombre que ha estado “diez años preparando literalmente la venganza porque hacía responsable de su descrédito dentro de la organización al principal fallecido”.

Los arrestados según la policía habrían asesinado a la víctima de tres disparos con una escopeta de caza que fue localizada en el domicilio del principal acusado, el cabecilla del clan que además abrió fuego contra los agentes cuando acudieron a registrar su casa en Coria del Río. Un dispositivo en el que participaron los Cuerpos Especiales de la Policía Nacional que lograron reducir al arrestado aunque durante el tiroteo fue herido y falleció una persona de avanzada edad que sufrió un paro cardíaco.

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Los responsables de organizar este ajuste de cuentas ocultaron durante meses el cadáver de la víctima en un pozo de una parcela de olivas de la localidad de Pilas como explica el Comisario Antonio Delgado, Jefe de la Brigada de la Policía Judicial de la provincia de Sevilla, quien ha manifestado que “el cadáver estaba envuelto en un toldo a unos siete metros de profundidad”. La extracción fue complicada por el estado del cuerpo tras llevar casi cinco meses en el agua y “ tenía un peso añadido de ladrillos” para evitar que saliera a flote.

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Los presuntos autores del crimen trataron además de borrar pruebas quemando el coche de la víctima que fue localizado en un paraje de la barriada sevillana de Torreblanca. Después dos de ellos salieron de España, en el mes de julio, pasando una temporada en Alemania para instalarse posteriormente en Holanda donde fueron arrestados. Los otros tres detenidos fueron localizados en las provincias de Sevilla y Badajoz.