Un mantra incumplido, muchos nervios y una subida en ascensor interminable: El momento en que unos padres de acogida conocen a su bebé
En Andalucía hacen falta cerca de 2.000 familias para menores que han sido separados de sus familias biológicas

Sevilla - Publicado el - Actualizado
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Fueron Estrella y su marido, pero las sensaciones se repiten en todos los padres de acogida. Nervios e ilusión a partes iguales. Y miedo. Mucho miedo. Esta pareja se convirtió en familia de acogida en 2009. “Llegaba el verano, y nuestro hijo ya tenía cinco años, así que pensamos que podríamos ayudar a alguien. Pensamos en el acogimiento saharaui, y vimos esta modalidad. Sí es cierto que fui yo la que me informé".

En Andalucía hacen falta cerca de 2.000 familias
Cuando Estrella se lo trasladó a su marido, la respuesta fue un no rotundo: “Teníamos unos prejuicios no certeros a lo que es la realidad. Mi marido estaba viendo la tele, pusieron un reportaje sobre las familias de acogida, y cuando terminó, me dijo: ¿Por qué no llamas Cruz Roja para verlo?” Estrella llamó. Y desde entonces, nada fue igual en sus vidas.
"¿DÓNDE TENGO QUE FIRMAR?"
Reconoce que el proceso necesita su tiempo: “La administración debe garantizar que estos niños deben estará en unos hogares seguros. No tuvimos trabas, pero el procedimiento sí necesita su tiempo. Hicimos una sesión informativa, y mi sorpresa fue que cuando terminamos la sesión, mi marido dijo: ¿Dónde tengo que firmar? Porque sí quiero hacerlo”.
Tras el curso, las familias de acogida entran en una lista de espera y las familias son valoradas. Después hay entrevistas de los padres y también los hijos biológicos. “Deben estar de acuerdo todas las personas que vivan en el domicilio familiar”. Además, no todos los niños pueden estar en cualquier familia: “Cada familia tiene unas características, y los menores también.”
"NO PUEDES ENCAPRICHARTE CON ÉL"
El primer niño que acogieron Estrella y su familia acababa de nacer. “Lo conocimos en una cuna nido del hospital. Recuerdo perfectamente hasta las sensaciones de ese día. Teníamos miedo porque nunca habíamos hecho algo así. Pero era una ilusión tremenda.”

El primer niño de acogida de Estrella y Paco era un recién nacido
Subiendo el ascensor a la planta de neonatos, Estrella nos cuenta que en su cabeza se repetía una frase como un mantra: “Estrella, a este niño tienes que cuidarlo mucho, pero no puedes quererlo mucho, no puedes encapricharte con él porque sólo estará un tiempo contigo, luego se irá”.
UN VÍNCULO PARA TODA LA VIDA
Un mantra que se deshizo cuando Estrella vio a aquel bebé. “Tenía varias personas alrededor de su cunita, pero me di cuenta de que estaba muy solo en el mundo. El mantra se me olvidó. Yo ya lo quería. Era mi niño y tenía que estar ahí para cuidarlo. Eso sí, mejor que el mío porque me hacen informes”.
El bebé estuvo en esta casa de acogida nueve meses. Han pasado quince años, “y ahora seguimos teniendo mucha relación con él. Lo queremos con pasión. Hay un vínculo muy especial para mi marido y para mí, y también para mi hijo. Para él es su hermano”.
EL APOYO DE LA ADMINISTRACIÓN
Después de la marcha del bebé, llegarían más niños de acogida a casa. Más de una quincena de niños han pasado ya por casa de Estrella y Paco. El tiempo que los niños están con la familia de acogida, “tenemos un apoyo psicológico y el apoyo de un equipo técnico de la Junta de Andalucía”.
Para los padres, que como Paco y Estrella, quieran acoger a uno de estos niños, deben saber que hay tres tipos de acogimiento familiar:
Acogimiento familiar de urgencia: Se utiliza cuando se debe intervenir de forma urgente e inmediata con menores, sobre todo en edades comprendidas entre los cero y siete años, que no pueden permanecer más tiempo con su familia biológica. Gracias a las familias acogedoras de urgencia se puede evitar su ingreso en centros de protección.
Acogimiento familiar temporal: Tiene carácter transitorio y se promoverá cuando, existiendo una situación de crisis en la familia del menor o la menor, se prevea su reintegración familiar o en tanto se decide una medida más estable, como el acogimiento familiar permanente o la adopción. Tendrá una duración máxima de 2 años.
Acogimiento familiar permanente: Se promoverá cuando las circunstancias aconsejen la integración estable y duradera del niño en otra familia, sin creación de vínculos de filiación entre ellos. Las familias que acogen, cuidan y atienden de forma estable a estos niños y niñas saben que conservar los lazos con sus familias biológicas (con uno o varios miembros) es positivo e importante para ellos.
LA DESPEDIDA: "UN HASTA LUEGO, NO UN ADIÓS"
Para Estrella, lo importante es vivir cada día y no alimentarse de la despedida. “Cuando llega la despedida, hay que prepararse mentalmente. Saber que el niño se va y que esa marcha es buena para él. Cuando se van hay tristeza, porque te despides de alguien a quien quieres, pero lo importante es que cuando se va de casa ya no tiene un problema. Y cuando quieres a alguien de verdad, quieres que sea libre y que sea feliz”.

Estrella y Paco, padres de acogida
La despedida hay que explicársela al niño como tal. “Hay que prepararlos. Lo que tienes es que venderles su camino y su futuro. Y recordárselo cuando está con la familia de acogida muchas veces. Nosotros les decimos: qué suerte tienes, que te vamos a buscar la mejor familia del mundo. Y así el niño se convierte en el protagonista de su historia.”
"VOY A ESTAR SIEMPRE"
Hay menores que llegan con necesidades especiales, o necesidades alimentarias o sanitarias. “En lo que coinciden estos niños es que necesitan a alguien incondicional, que esté con ellos, que los protejan. Voy a estar cuando haya que ir al médico, en tu cumpleaños, cuando tengas miedo. Voy a estar”.

Hay tres tipos de acogimiento familiar: de urgencia, temporal y permanente
Eso lo sabe bien la niña pequeña que vive ahora de acogida con Estrella y Paco. “Cuando llegó, lo único que la calmaba por la noche era tomarse varios biberones de leche. Los pedía y se los preparaba. Han pasado dos años y la niña sigue viviendo con ellos, y pidiendo la leche cada noche. Sólo con decirle que ahora se la llevo, se queda dormida”.
UNA FAMILIA QUE SIGUE CRECIENDO
Así actúan con la pequeña que está con ellos ahora: “Le lanzamos algunas veces el mensaje, y tiene tanta ilusión con su nueva familia que la visualiza. Dice que su padre se llamará Antonio y su hermana, Jimena.” Y aunque su padre no se llame Antonio y en lugar de una hermana tenga dos hermanos, ella ya tiene la ilusión de una nueva familia.
Nuestro objetivo es que estos niños solucionen sus problemas y puedan encontrar una familia
Madre de acogida
Además, los niños de acogida ven que otros niños que antes estuvieron en esa casa viviendo, siempre regresan. La familia nunca termina de despedirse. “Nuestra familia sigue creciendo cada día más”. La familia adoptiva puede decidir que su hijo tenga o no contacto con la familia de acogida: “Para los niños es muy importante saber que vamos a estar.”
La casa de Estrella y Paco sigue siendo un hogar para todos esos niños que un día se marcharon porque habían encontrado a su familia. “Todos quieren venir a casa a comer, a dormir... Nunca terminan de irse. Siempre que la despedida se haga bien, el lazo invisible sigue ahí”. Es un lazo invisible que dura de por vida. Como ese hilo rojo que nos tiene destinados.