El error que cometes al tirar el líquido de este bote de conservas: contiene hidratos, proteína y minerales
Toma buena nota de la receta que puedes preparar con este producto que habitualmente desechamos

Imagen de archivo
Jaén - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Si eres de los que disfrutan con una cuchara en la mano y el delantal puesto, seguro que entiendes esa emoción de abrir la despensa como si fuera un cofre del tesoro. Porque sí, la cocina no es solo alimentar el cuerpo… también es alimentar el alma, y el paladar exigente, claro está.
Con el trajín del día a día, lo de hacer un cocido como lo hacía la abuela, de esos que empezaban al alba y perfumaban la casa hasta la hora de comer, ha quedado casi en extinción. Ahora, entre la olla exprés y los botes de garbanzos cocidos, hemos aprendido a cocinar rico y rápido. Pero, atención: hay un paso que muchos estamos haciendo mal... y ni nos damos cuenta. ¿Tiras el líquido del bote de garbanzos? ¡Crimen culinario!

Cuando abres un bote de garbanzos cocidos, ¿qué haces con el caldito? Si tu respuesta es “lo tiro al fregadero”, tenemos que hablar. Ese líquido no es agua sin más: es aquafaba. Y no solo tiene un nombre elegante, ¡sino también poderes ocultos en la cocina!
La aquafaba es el agua en la que se han cocido las legumbres (como los garbanzos o las alubias), y aunque a muchos les parezca un simple sobrante, en realidad está repleta de sabor, nutrientes y propiedades que pueden elevar tus platos a otro nivel. De desperdicio a ingrediente estrella
El chef francés Joël Roessel fue quien se dio cuenta de la magia de esta sustancia. Experimentando con el líquido de las legumbres, descubrió que su textura era muy parecida a la de la clara de huevo. ¿Resultado? Espumas, mousses, emulsiones… y hasta merengues veganos. Quién lo diría.
Y es que este caldito aparentemente inofensivo tiene de todo: hidratos de carbono, proteínas, vitaminas y minerales que se transfieren al agua durante la cocción. Gracias a eso, tiene propiedades espumantes, emulsionantes, aglutinantes y gelatinizantes. Vamos, ¡una joya escondida en un simple tarro de cristal! Así que la próxima vez, piénsalo dos veces antes de tirarlo.
A partir de ahora, cuando abras un bote de garbanzos o alubias, acuérdate de este consejo de oro. Puedes usar el líquido en salsas, postres, aliños… incluso para preparar una increíble mousse de chocolate. Sí, con el agua de los garbanzos, y queda de lujo. Toma nota...
Mousse de chocolate con aquafaba
Aquí va una receta fácil y deliciosa para que pongas en práctica eso de no tirar el líquido de los garbanzos. Te presentamos una mousse de chocolate con aquafaba que te hará replantearte muchas cosas… especialmente lo que solías tirar por el fregadero.
Solo necesitas unos 130 ml del caldillo de los garbanzos cocidos —es decir, la aquafaba—, que montarás como si fueran claras de huevo con unas varillas eléctricas. Sí, suena raro, pero en unos ocho minutos tendrás una espuma blanca, firme y espectacular. Mientras tanto, derrite 130 gramos de buen chocolate negro, cuanto más puro, mejor, y déjalo templar un poco para que no estropee la mezcla.
Con la aquafaba ya montada, puedes añadir dos cucharadas de azúcar o sirope de agave si te gusta el toque dulce. Luego viene la parte mágica: añade poco a poco el chocolate derretido a la aquafaba montada, con movimientos suaves y envolventes, como si mimaras cada cucharada. Una vez mezclado todo, reparte la mousse en vasitos o copas y mételos en la nevera unas tres horas.

Un postre ligero, elegante y absolutamente irresistible
Lo que conseguirás es un postre ligero, elegante y absolutamente irresistible. Nadie creerá que no lleva huevo ni nata, y tú te sentirás como un chef de los buenos solo por haber aprovechado algo que siempre diste por perdido. Así que ya sabes: la próxima vez que abras un bote de garbanzos, no pienses en lo rápido que vas a preparar la ensalada, sino en la mousse que puedes tener de postre.
Y es que lo que parecía un simple “agüilla” es, en realidad, un superingrediente con apellido francés y todo. Nunca más vuelvas a tirarlo sin pensarlo. Tu cocina y tus comensales te lo agradecerán.