
Las divinas palabras de Ernesto Medina | 09 OCT 2025
Jaén - Publicado el
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El piropo me salió espontáneo. “Cada día más guapa” le dije a la Dama de Cubero mientras ella me daba dos besos. Que si era un zalamero, pero sonreía. Culcas, el príncipe ibero del Cerrete de los Lirios, me abrazaba con la fuerza de las seculares raíces giennenses. Venían de ver la “Magna”. “Estarás contento, ¿no? Además del subidón de orgullo patrio, Magnum Rosarium Spei. En latín como a ti te gusta”. Asentí. “El gran rosario de la esperanza” había sido un éxito. Motivo de reivindicación provincial. Para los creyentes, una manifestación de fe.
“Podías explicar la etimología de “rosario”. Muchas veces se te olvida que la sección se titula “Palabras, divinas palabras”. Los deseos de la Dama de Cubero son órdenes. Rosario procede del latín “rosarium”, rosaleda, por la asociación que se hacía de la Virgen con la flor al representar la pureza y la ofrenda. Me acordé de las tardes estivales en que mis padres rezaban el rosario y concluían con las letanías. Las salmodiaban en latín: stella matutina, turris eburnea, porta caeli, salus infirmorum… ¡rosa mística!
La Dama de Cubero me había hecho más encargos. “Tienes que hablar también de la ineptitud política, que nos ha dejado a las mujeres desamparadas. Primero lo de los fallos en las pulseras telemáticas que llevan los maltratadores. Luego, que tiene miga, los errores en Andalucía con el cribado del cáncer de mama. Como dice una amiga mía. Con un tema nos dejan vendidas y con el otro nos condenan a pasar de tomar una pastilla, si el diagnóstico es precoz, a quimioterapia y cirugía. Da igual quién mande. La ministra responsable de las pulseras es Ana Redondo del PSOE, que además va y dice que la fiscalía se ha pasado al denunciarlo en su memoria anual. La de la Junta, cuyo cese se supo ayer - ¡eso sí que es un milagro! - es Rocío Hernández, del PP. Encima, para echar más sal en la herida, las dos son mujeres. Pues ya podrían haber puesto más interés”.
Cuando se hubo explayado, Culcas y yo asentimos. “No me vayáis a dar la razón como a las locas. Que todo esto es muy serio”. Al final acabamos hablando de cómo nos iba a cada cual. Me despidieron con el mismo cariño de siempre. Al quedarme solo rememoré lo que había comentado la Dama de Cubero. No pude por menos que pensar que en ocasiones ni rezar el rosario nos libra de acabar como el ídem de la aurora.
Palabras, divinas palabras
Ernesto Medina Rincón