¿Cómo afecta el brote de gripe aviar a las granjas onubenses?
El secretario general de ASAJA en Huelva, Félix Sanz, explica las consecuencias de los últimos brotes de gripe aviar, que ya han obligado al sacrificio de más de 8.400 aves en la provincia, y alerta del enorme impacto económico para los ganaderos.

Entrevista a Félix Sanz, secretario general de ASAJA-Huelva
Huelva - Publicado el
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La provincia de Huelva afronta estos días uno de los desafíos sanitarios más graves para su sector avícola. Los recientes brotes de gripe aviar detectados en Hinojos, Valverde del Camino y el Cerro del Andévalo han obligado al sacrificio de miles de aves, con un enorme coste económico y emocional para los productores. En Valverde del Camino, por ejemplo, 8.400 aves han tenido que ser eliminadas en una sola explotación, un golpe difícil de superar.
Para conocer mejor la situación, Félix Sanz, secretario general de ASAJA en Huelva, ofrece algunas claves. Desde la organización agraria, insiste en que es fundamental no responsabilizar al sector de esta crisis: “Esto es una enfermedad que es muy difícil de controlar. Todos tenemos en la memoria la pandemia que hemos sufrido y sabemos que, por muchas medidas que se apliquen, las enfermedades contagiosas siempre encuentran caminos”.
Un problema ligado a la ubicación geográfica
Sanz explica que, aunque los focos actuales se concentran en Huelva, el origen se encuentra en aves silvestres de la provincia de Sevilla. Sin embargo, la ubicación onubense convierte a la zona en un punto especialmente vulnerable: “Nos encontramos en un corredor de migración de aves desde Europa hacia África. Los humedales de Doñana, el Parque Marítimo de Lobiel o las zonas de Portugal actúan como un imán para estas especies, que son transmisoras de la enfermedad”.
Este entorno natural privilegiado, que es una riqueza para la biodiversidad y la economía local, se convierte en un riesgo cuando se trata de la propagación de la gripe aviar. “Vivimos en un sitio privilegiado para muchas cosas, pero para esto parece que no”, resume el representante de Asaja.
Contagios imposibles de frenar
La gripe aviar se transmite principalmente a través de las heces y la saliva de las aves infectadas. Félix Sanz apunta que basta con que un flamenco o un pato portador de la enfermedad comparta espacio con otras aves para que el contagio se dispare. “Incluso especies más domésticas como los gorriones o los vencejos actúan como transmisores y son muy difíciles de controlar dentro de una explotación ganadera, por muchas barreras que se quieran poner”.
Los ganaderos, subraya, son extremadamente cuidadosos con las medidas sanitarias, conscientes de que se juegan todo en cada crianza. Una gallina ponedora puede costar hasta 30 euros, por lo que una orden de vaciado sanitario supone una ruina: “En el momento que se hace un vaciado sanitario, todo el criadero desaparece. El perjuicio económico depende del estadio en que ocurra. Si los pollos están a punto de salir al mercado, las pérdidas son mucho mayores porque ya se ha hecho toda la inversión en pienso y veterinarios”.
Explotaciones familiares y alto riesgo
En Huelva, la mayoría de explotaciones son pequeñas, sin grandes macrogranjas. Funcionan, en muchos casos, bajo el modelo de integradoras, donde los ganaderos asumen el riesgo empresarial. Esto significa que cada brote puede suponer la desaparición total de una explotación familiar.
Sanz recuerda que en el pasado ya se han enfrentado a situaciones parecidas, como la crisis de la lengua azul, y espera que la Junta de Andalucía actúe con la misma diligencia que entonces. “La administración tiene mucho que decir porque es la que marca las normas y exige su cumplimiento. También debe poner en marcha líneas de ayuda específicas, ya que los ganaderos se enfrentan a una enfermedad sobrevenida que no es fruto de una mala praxis, sino de factores externos como las aves silvestres”.
Incertidumbre y petición de apoyo
Aunque los protocolos sanitarios están claros, los productores piden que se refuercen las medidas de profilaxis y, sobre todo, que se apoye a quienes pierden toda su inversión por un brote que escapa a su control. Sanz insiste en que la responsabilidad del sector es mantener las explotaciones lo más sanas posible, pero reclama a la administración que “eche un cable” en este momento crítico.
Con los focos todavía activos, el futuro inmediato está cargado de incertidumbre. El temor es que los brotes se expandan y las pérdidas se multipliquen, poniendo en jaque a decenas de familias que dependen directamente de la avicultura. Como concluye Félix Sanz, “el problema está en que, por mucho que se cumpla la normativa, no hay redes ni vallas capaces de frenar a las aves silvestres que transmiten la enfermedad”.