Más brillante que la luna: Una bola de fuego ilumina el cielo del oeste peninsular
Al entrar en contacto con las capas altas de la atmósfera, la fricción con el aire provocó un calentamiento extremo del material —de varios miles de grados centígrados—, lo que generó el brillo incandescente visible desde cientos de kilómetros.

Bola de fuego surcando el oeste penínsular
Granada - Publicado el
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Los detectores del proyecto Smart, coordinado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), han registrado el paso de una bola de fuego con una luminosidad superior a la de la Luna llena que cruzó el cielo del oeste peninsular en la noche del domingo 2 de noviembre, a las 20:41 horas.
El evento fue visible desde numerosos puntos de la península y despertó la atención de astrónomos y curiosos ante la intensidad del resplandor.
Según el análisis del astrofísico José María Madiedo, investigador del IAA-CSIC y responsable del proyecto Smart, la roca que dio origen a esta bola de fuego procedía de un cometa. Su entrada en la atmósfera terrestre se produjo a una velocidad aproximada de 81.000 kilómetros por hora, una cifra que evidencia la energía del impacto.
Trayectoria desde Portugal hasta la alta atmósfera
El fenómeno se inició a unos 97 kilómetros de altitud sobre la localidad portuguesa de Lousa (Castelo Branco) y recorrió una distancia total de unos 80 kilómetros en dirección noroeste.
Su trayectoria finalizó a 43 kilómetros de altitud sobre Amiozinho (Coimbra), donde se produjo una intensa explosión final. Esta explosión, según Madiedo, se debió a la ruptura repentina de la roca al no resistir las tensiones producidas por la alta velocidad y la presión atmosférica, lo que generó un aumento súbito de luminosidad antes de desintegrarse completamente.
El fenómeno fue registrado de forma simultánea por varios detectores del proyecto Smart, instalados en los observatorios astronómicos de Huelva, Mazagón, La Hita (Toledo), Calar Alto, Sierra Nevada, La Sagra (Granada) y Sevilla.
Esta red de observación forma parte de la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa (SWEMN), una iniciativa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que monitoriza continuamente el cielo para estudiar el impacto de fragmentos procedentes de cometas y asteroides.
Gracias a la triangulación de los registros obtenidos desde distintos puntos, los investigadores pudieron reconstruir con precisión la trayectoria, la velocidad y la naturaleza del objeto. Los datos confirman que se trataba de un fragmento de origen cometario, es decir, una partícula desprendida del núcleo de un cometa durante su paso por el Sistema Solar interior.
Un laboratorio natural para estudiar el Sistema Solar
La red SWEMN tiene como principal objetivo vigilar de forma permanente el firmamento y analizar los fenómenos de entrada de cuerpos menores en la atmósfera terrestre. Estos eventos, aunque breves, ofrecen valiosa información sobre la composición y dinámica del Sistema Solar, ya que las partículas captadas conservan las huellas químicas y estructurales de su cuerpo progenitor.
Los investigadores destacan que la bola de fuego del 2 de noviembre constituye un ejemplo excepcional de los llamados “bólidos cometarios”, caracterizados por su alta velocidad, su brillo intenso y su tendencia a fragmentarse en el aire sin dejar restos meteoríticos.
En palabras del propio Madiedo, “cada detección es una ventana abierta al pasado del Sistema Solar. Analizar su origen y composición nos ayuda a entender cómo se formaron los planetas y qué materiales siguen llegando a la Tierra”.
                            
                
                        
                    


