Hoy han callado los políticos y todo está preparado para que mañana se abran las urnas para el gobierno de Andalucía para los próximos 4 años. Los candidatos descansan tras dos semanas frenéticas en las que se han pateado toda la comunidad.

Juanma Moreno, esperando que sus votantes no se confíen en que todo está ganado y se queden en los chiringuitos de playa, para poder acercarse a la mayoría absoluta de los 55 diputados.

Juan Espadas, con la esperanza de haber movilizado a los 400.000 votantes socialistas que se abstuvieron en 2018 y de esa manera poder al menos repetir los resultados de Susana Díaz y no tener una debacle que termine llegando a la Moncloa.

Juan Marín, soñando con conseguir al menos dos o tres diputados que permitan seguir respirando a la marca de Cs y que le sirvieran para apuntalar la mayoría absoluta del PP. Y en VOX, Macarena Olona pensando en su futuro. Si será vicepresidenta de la Junta de Andalucía o diputada rasa en el parlamento andaluz. Si su presencia como candidata ha sumado o restado a la marca VOX. Y en la izquierda de la izquierda, pues lo habitual, las dos candidatas divididas haciendo cuentas de cuántos votos le habrán robado a la otra.

Mañana será un día de nervios. Aunque la victoria del PP se da por hecha, queda mucha tela por cortar. Casi un 30 por ciento de indecisos, la abstención y el reparto de los restos en las ocho provincias puede inclinar la balanza, dejando a Juanma Moreno como presidente in pectore o abrir un período de incertidumbre con una durísima negociación, fundamentalmente con VOX, de incierto final.