La hostelería contiene la respiración ante el frenazo en las reservas para las cenas de Navidad
El sector de la restauración observa con preocupación cómo los encuentros de empresa y familiares se retrasan este año frente a la tendencia de temporadas anteriores

Miguel Ángel Moreno desde Hostecor
Córdoba - Publicado el - Actualizado
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Las tradicionales comidas y cenas de empresa previas a la Navidad, una de las temporadas más importantes para la hostelería, afrontan este año un escenario de incertidumbre. A diferencia de años anteriores, cuando las agendas de los restaurantes comenzaban a llenarse a principios de noviembre, el ritmo de reservas actual es notablemente más lento, una situación que genera inquietud en el sector. Así lo ha confirmado la Asociación Cordobesa de Hostelería y Turismo (Hostecor), que observa cómo la demanda se está demorando más de lo previsto.
Miguel Ángel Morales, vicepresidente de Hostecor, ha descrito la situación actual como "calmada". Según ha explicado, "respecto a años anteriores se está demorando un poco más de lo previsto, aunque se empieza ya a haber cierta cantidad mínima de reservas". Este comportamiento contrasta fuertemente con la tendencia de años pasados, cuando a mediados de noviembre el volumen de reservas para las fechas clave de diciembre ya era considerable, lo que permitía a los negocios una mayor planificación.
Incertidumbre en el sector
Las causas detrás de este frenazo en las reservas no están claras. "No sabríamos decir el porqué, porque tampoco es normal que estemos casi prácticamente a mediados de del mes de noviembre", ha admitido Morales. Desde el sector se barajan varias hipótesis, como el impacto de la subida de los costes en la economía de los ciudadanos o una nueva tendencia a organizar este tipo de eventos con menor antelación. Sin embargo, el propio Morales reconoce que "son muchas las variables que hay" y es difícil señalar un único motivo.
Esta demora es un motivo de inquietud para los empresarios. La falta de previsión afecta directamente a la organización de los negocios, que necesitan anticiparse para adquirir los productos que ofrecerán en sus menús. La situación es "preocupante, porque normalmente nosotros de cara a la fecha, tenemos que tener una previsión, encontrar el producto que queremos servir al cliente, que ofrecemos en menú al cliente", ha detallado el vicepresidente de Hostecor.
Es preocupante, porque normalmente nosotros de cara a la fecha, tenemos que tener una previsión"
Vicepresidente de Hostecor
Nuevas tendencias en la mesa
Aunque el perfil del cliente que reserva para grupos no ha variado sustancialmente, sí se aprecian cambios en sus hábitos de consumo. El panorama, según Morales, es "muy cambiante de temporada a temporada". Uno de los giros más significativos es una menor preferencia por los menús cerrados, que tradicionalmente han sido la opción mayoritaria para estas celebraciones. Cada vez es más habitual que los grupos grandes opten por una fórmula diferente y más flexible.
En lugar de un menú concertado, muchos clientes prefieren pedir platos al centro de la carta para compartir. Morales ha explicado que "la gente está cambiando" hacia este modelo. Esta nueva costumbre, si bien puede resultar atractiva para el comensal, supone un desafío logístico para los restaurantes, que deben adaptar sus cocinas y servicio a una demanda menos predecible. Esta incertidumbre genera en los hosteleros el "miedo a no poder responder bien al cliente y que se sienta a gusto", ha añadido.
Sin cambios en la política de precios
Pese a la ralentización de la demanda, el sector no planea adoptar estrategias de precios dinámicos, como ocurre en otras áreas como la aviación o los hoteles. Miguel Ángel Morales ha sido tajante al respecto: los precios son cerrados. No habrá ofertas de última hora ni descuentos por reservar con antelación. "El precio es el mismo reservando en noviembre que reservando el día de antes", ha asegurado, defendiendo un modelo basado en la planificación de costes.
Esta política responde a un meticuloso trabajo de preparación que los hosteleros realizan cada año. Una vez finalizada la temporada de verano, los empresarios se dedican a "cuadrar números" y a realizar el escandallo de costes para diseñar los menús de Navidad. Es un proceso en el que se busca el equilibrio entre ofrecer una propuesta atractiva y de calidad y asegurar la rentabilidad del negocio, fijando un precio que se mantendrá durante toda la campaña.



