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5 años del accidente

Así vive Schumacher

Cinco años después del accidente de esquí, Michael Schumacher vive recluido en su mansión de Gland sin que se sepa realmente cuál es su estado de salud.

Michael Schumacher

Este 29 de diciembre se cumplen cinco años del grave accidente de esquí de Schumacher.Cordon Press

Rosalía Sánchez

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 13:14

Movimiento en la mansión familiar de Gland, en el lago suizo de Leman. Furgonetas con catering y flores llegan estos días a la propiedad de 2.300 metros cuadrados, con helipuerto, piscina interior climatizada, sala de cine, pista de bolos y embarcadero. El personal se afana en los preparativos de la fiesta para el 50º cumpleaños de Michael Schumacher. Porque su familia no desea centrarse en la fecha de hoy, quinto aniversario del fatal accidente de esquí que cambió la vida para todos ellos, sino en el próximo 3 de enero, cuando Schumi recibirá el calor de los suyos y celebrará que sigue vivo, a pesar de todo.

Junto a su mujer Corinna y sus dos hijos, Mick y Gina Maria, un equipo médico compuesto por diez especialistas en rehabilitación, que incluye enfermeras, fisioterapeutas y cuidadores, se ocupa de él veinticuatro horas al día. Desde primera hora es sometido a terapia, durante la tarde recibe la visita de Corinna y por la noche es trasladado al ala central de la residencia. La parte de la finca donde el Campeón del Mundo tenía antes su oficina y un muro de escalada en el que se le gustaba practicar, ha sido convertida en una enfermería de vanguardia, en la que a diario es tratado para intentar revertir los efectos de la traumática lesión cerebral con unos gastos de 150.000 euros semanales, según ha calculado la prensa alemana. El tejido nervioso del cerebro no se regenera, a diferencia de otros tipos de células en el resto de los órganos, lo que llevaría a pensar que esos efectos son irreparables, pero todo son especulaciones, porque durante los últimos cinco años la familia no ha publicado ni un solo dato de su estado de salud.

Pocos meses después del accidente, la oferta de un parte médico circuló por las redacciones de varios medios de comunicación alemanes. Era de procedencia robada y la dirección ip del ofertante condujo a la empresa Rega, la encargada de trasladar en helicóptero a Schumacher hasta un hospital suizo tras la fatídica caída. Pedían 50.000 euros y ninguno de los medios se prestó a publicar el documento. Rega confirmó haber "dado una opinión médica y organizado el transporte efectuado en ambulancia" el 16 de junio del deportista entre Grenoble, en Francia, y Lausana, en Suiza y reconoció haber recibido del hospital de Grenoble un "informe médico" para poder dar su opinión técnica sobre el traslado. Posteriormente la policía estableció que una copia de ese informe es la que alguien intentó vender sin éxito. La identidad del sospechoso no fue hecha pública, pero la publicación suiza Blick aseguró que se trataba de un cargo directivo de la empresa suiza de salvamento y transporte que, tras su detención, apareció ahorcado en su celda de la cárcel de Zúrich, Suiza, en la que permanecía a la espera de juicio. La policía cantonal de Zúrich emitió un comunicado en el que informaba que “las evidencias indican por el momento que en el ahorcamiento no ha estado implicada ninguna otra persona”, por lo que se trataría de un suicidio.

Tras este grave incidente, la familia y la gerente Sabine Kehm se han esforzado por ocultar el estado de salud del piloto, restringiendo el número de personas que acceden a él hasta poder contarlo con los dedos de una mano, y sobran varios, y haciendo firmar al equipo médico draconianas cláusulas de confidencialidad. Todo lo que se sabe es que el peligro para su vida ya no existe pero que hay una poderosa razón por la que Schumaner no ha podido hasta ahora y quizá ya no pueda nunca más aparecer en público. Por amigos como Jean Todt (actual presidente de la Federación Internacional de Automovilismo –FIA), Ross Brawn (jefe técnico y asesor de la Fórmula 1), el arzobispo alemán Georg Ganswein, asesor y secretario del Papa Benedicto XVI primero y del Papa Francisco después, se ha sabido que no puede caminar y apenas reaccionar. Norbert Haug ha acudido a ver con él alguna carrera de fórmula 1 en televisión, a petición de la familia y con la esperanza de motivar al paciente, pero lo único que ha trascendido es que no queda nada por probar. Incluso se ha aplicado una terapia en la que se le hacía escuchar el rugido del motor de los bólidos que condujo, pero nada se sabe de los resultados. Solo se conocen detalles periféricos sobre la gravedad de las lesiones de Schumacher. Que entró en coma inducido el 30 de diciembre de 2013, fue trasladado al Hospital Universitario de Grenoble, se le practicaron dos intervenciones quirúrgicas y despertó del coma un año y medio después.

El motivo de tanto hermetismo podría ser económico. Schumacher mantiene vigentes contratos de patrocinio e imagen de marcas que podrían peligrar si se hace público un estado de salud que justifique su rescisión. Pero los aficionados quieren saber y Alemania se pregunta cuánto tiempo más podrá la familia mantener un secreto que va mucho más allá del derecho a la intimidad del piloto.

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