El sentimiento se impone a la técnica... ¿un cambio en el paradigma taurino? - A ras de albero

El sentimiento se impone a la técnica… ¿un cambio en el paradigma taurino?

El toreo es un arte vivo. Una disciplina en constante evolución. Como también lo son los gustos de la afición que puebla las plazas de toros.

Así ha sido durante siglos y ahora, aunque quizá la perspectiva del tiempo nos impide darnos mucha cuenta, también estamos inmersos en esa evolución del toreo y de los gustos.

La afición se dividió con Joselito y Belmonte, los arquitectos del toreo moderno. Ambos sentaron las bases y las vías por las que iba a transitar el toreo hasta nuestros días.

Después de la Guerra Civil, Manolete fue el gran unificador del toreo. Su hieratismo, su verticalidad, supusieron un impacto en los espectadores que le siguieron con religiosa pasión hasta su muerte en Linares.

Después, con España en plena expansión económica y social, Manuel Benítez El Cordobés arrolló con su estilo hererodoxo no exento de una técnica bien camuflada. El toreo rompía fronteras y al calor de la grandísima figura de El Pelos, se llenaban las plazas y la tauromaquia se elevaba como el gran espectáculo de masas de nuestro país.

El contrapeso lo ofrecieron otros toreros, más ortodoxos, más clásicos, esa pureza en las formas que representaron los Viti, Bienvenida, Ordóñez, Camino…

Luis Miguel y su autoproclamado número 1 fue el paradigma de torero técnico y poderoso, más gallista, una línea que después seguirían otros números 1 del escalafón, como Ojeda, Espartaco, Jesulín…

Y enfrente, la caricia del arte y el duende que representaban Curro Romero y Rafael de Paula. La evolución del ‘belmontismo’…

En estas últimás décadas, con un José Tomás como representante del toreo más puro y completo, quizá ha predominado un toreo demasiado perfecto en lo técnico, pero ayuno de alma y sentimiento. El poderío de los Ponce, Juli, Perera, Castella, Roca Rey ha sido incontestable, ha contado con el favor del público, y ahí están sus triunfos.

Pero, en estos dos últimos años, estoy notando un viraje en esos gustos. Con un Morante como torero top, los aficionados y sus preferencias se han decantado por un concepto más frágil, a una vuelta al gusto por las formas más puras y naturales. Los Urdiales, Aguado, Ortega, De Justo, Gines son ahora los nombres del momento…

El toreo sigue vivo, ¿hacia donde va? Eso solo el futuro, y la lidia de un toro por parte de un torero lo deparará… Ilusionante, ¿verdad?

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