Paga la cuenta del bar con un billete de 50 euros y se acerca a la barra para hacer una pregunta que el camarero nunca había oído

Según el INE, los españoles son de los europeos que menos propina dejan en bares y restaurantes, con una media de entre el 5% y el 7%

Alamy Stock Photo

Una mujer sostiene un billete de 50 euros

Paco Delgado

Madrid - Publicado el

3 min lectura

Según un reciente estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE), los españoles son de los europeos que menos propina dejan en bares y restaurantes, con una media de entre el 5% y el 7% del total de la cuenta, frente al 10%-15% habitual en países como Alemania o Estados Unidos. Aunque no existe obligación legal, la costumbre de redondear, sobre todo en establecimientos pequeños, sigue siendo un gesto arraigado. Sin embargo, lo ocurrido en un local gestionado por el popular perfil de Twitter Bar de Pueblo ha reabierto el debate: ¿hasta qué punto es aceptable reclamar el cambio de unos céntimos?

El suceso, relatado en la red social, comenzó con una situación aparentemente rutinaria. Un cliente pagó una cuenta de 49,90 euros con un billete de 50. El camarero, asumiendo que los 10 céntimos restantes eran la propina, guardó el dinero y continuó con su trabajo. Minutos después, los comensales se acercaron a la barra para reclamar esa pequeña cantidad. "No se puede ser más miserables", escribió el hostelero, quien confesó que era la primera vez en sus años de profesión que alguien insistía en recuperar tan mínimo excedente.

 El dilema de los céntimos: ¿educación o derecho?  

La publicación desató un encendido debate en redes. Algunos usuarios defendieron al cliente: "Si no quiere dejar propina, no está obligado. Los céntimos son suyos", argumentaban. Otros, en cambio, criticaron la actitud: "Redondear es un gesto de cortesía, sobre todo cuando el servicio ha sido correcto". El propio Bar de Pueblo ironizó en otro tuit: "Hace falta una ley que obligue al cliente a dejar propina. Pero con urgencia".

La polémica refleja una tensión creciente en el sector hostelero, donde los márgenes son ajustados y los pequeños detalles pueden marcar la diferencia. Según datos de la Federación Española de Hostelería (FEHR), el 60% de los establecimientos considera que las propinas han disminuido en los últimos años, algo que atribuyen tanto a la digitalización (el pago con tarjeta reduce el redondeo) como a cambios culturales.

EFE

Un camarero atiende una terraza

 "Si es 50,10 €, ¿también le pides los 10 céntimos?"   

Entre las respuestas al hilo, un usuario lanzó una pregunta clave: "Si la cuenta fuera de 50,10 € y el cliente te diera 50, ¿le exigirías los 10 céntimos?". El dueño del bar respondió con un sí rotundo, aunque matizando que "en ese caso, el cliente no tiene por qué pagar de más". La réplica generó más controversia: ¿por qué el establecimiento puede quedarse con el sobrante pero el cliente no puede reclamarlo?

Expertos en consumo consultados por este medio subrayan que, legalmente, el cambio es obligatorio independientemente de la cantidad. "El problema no es jurídico, sino de educación", opina Carlos Martínez, economista especializado en hostelería. "En países como Italia o Francia, dejar unos euros adicionales está tan normalizado que ni se discute. Aquí, en cambio, persiste la mentalidad de que la propina es un extra solo para servicios excepcionales".

 ¿Un modelo sin propinas?  

Algunas voces proponen seguir el ejemplo de nórdicos como Suecia, donde los precios ya incluyen el servicio y no se espera compensación adicional. "Sería más transparente", sugiere Laura Méndez, dueña de una cadena de cafeterías en Barcelona. "Pero en España, donde muchos camareros complementan su sueldo con propinas, eliminarlas requeriría subir salarios… y precios".

Mientras el debate continúa, el tuit de Bar de Pueblo supera los 10.000 'me gusta'. Quizá su verdadero valor no esté en los 10 céntimos reclamados, sino en haber visibilizado una discusión incómoda pero necesaria: en un país famoso por su cultura de bar, ¿qué vale —literalmente— un gesto de aprecio?