El director del centro Economics for Energy, Xavier Labandeira, ha lamentado este miércoles que se estén adoptando medidas burdas para combatir la escalada de precios derivada de la guerra en Ucrania y ha considerado que habría que apostar por un cheque verde en el que las subvenciones a combustibles fósiles lleguen solo a quienes realmente las necesitan.

Así, ha arremetido contra el descuento en la compra de carburante aprobado por el Gobierno y que se ampliará hasta septiembre por, tal y como está planteado, su "alto impacto" en el cambio climático y su contradicción con la transición energética.

Es lo que ha expuesto Labandeira en la jornada "La factura del cambio climático y transición energética" organizada por la Sección de Ciencia, Tecnología, Naturaleza y Sociedad del Consello da Cultura Galega (CCG), en la cual se han abordado en Santiago los problemas medioambientales y sus efectos sobre la economía.

En su intervención, este catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo y profesor en el European University Institute de Florencia ha puesto el siguiente ejemplo: El que llega a la gasolinera con un Panamera que pague lo que tiene que pagar porque tiene recursos para un coche muy ineficiente.

En este sentido, el especialista ha abundado en el hecho de que las políticas adecuadas servirían para frenar el cambio climático en un momento en el que la ciudadanía también juega un papel central porque tenemos una población que es consciente de lo que está pasando.

Por ello, si bien ha admitido que la variable económica está cada vez más presente en estas políticas, ha abogado por dar un paso más y tomarse en serio la transición energética porque aunque hay políticos que ven este asunto con más cariño por el momento no ha habido directrices ambiciosas más allá de discursos bonitos.

Ha señalado Labandeira, igualmente, que aunque haya formaciones políticas que se fijan grandes objetivos de cara a 2040 ó 2050, luego adoptan medidas totalmente incompatibles con el hecho de conseguir tales retos pese a que los costes de no actuar son mayores que los de actuar.

Por tanto, ha hecho un llamamiento a luchar contra las emisiones en todos los sectores porque pese a que los sospechosos habituales en esta materia sean el transporte o las eléctricas, también se debe actuar respecto a las vacas sagradas que son la agricultura y el turismo.

Y a pesar de que se adopten medidas para frenar las emisiones, ha defendido Labandeira, el PIB va a seguir creciendo porque pese a los mensajes catastrofistas es compatible el crecimiento económico con una solución al cambio climático; no obstante, los poderes públicos deben velar por la consecución de que ese crecimiento sea verde.

En el foro también ha participado la portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Beatriz Hervella, que ha expuesto que el cambio climático afecta a cerca del 70% de la población en España.

En el país, el verano se ha ampliado en cinco o seis semanas desde los años 80 mientras que también ha cambiado la forma de la lluvia porque las precipitaciones se concentran en menos días pero de forma más intensa, por lo que la situación puede dirigirse a fenómenos extremos más intensos y más frecuentes.

Esta situación, ha alertado Hervella, supone también una crisis sanitaria ya que el cambio climático tiene efectos negativos sobre la salud e incluso está asociado a una sobremortalidad.