TOROS VALENCIA
Una única, y barata, oreja para Román de los más que manejables "juanpedros" en Valencia
Paco Aguado
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Paco Aguado
El torero local Román fue el único de la terna de hoy en Valencia que logró 'tocar pelo' tras la lidia de una corrida noble y con muchas opciones de triunfo del hierro de Juan Pedro Domecq, ante la que los de luces generaron muy escasos momentos de interés.
Porque, aunque con sus matices -en varios casos con las fuerzas muy justas, pero en otros con notable calidad- los toros de la sierra de Sevilla tuvieron en conjunto unas virtudes que en ningún caso llegaron a aprovecharse en su justa medida, bien sea por la falta de aciertos técnicos de los toreros o por su falta de verdadera entrega y compromiso.
Y precisamente esto es lo que cabe achacarle a El Juli, conocedor de todos los recursos, pero que hoy no puso la exigida sinceridad a la lidia del primero de la tarde, uno de los dos mejores toros del hierro rojiblanco, por una nobleza, una claridad y una duración que no justificaron las prevenciones del maestro madrileño.
Más que control de unas embestidas que desplazó sin ajuste y poco temple, Julián López no se aplicó con el suficiente compromiso en los cites ante un animal al que solo al final del trasteo, en la última tanda, logró ligar algún natural medianamente estimable, antes de matarlo feamente.
Y con ese mismo espíritu se le vio con el cuarto, un toro con calidad pero flojo de manos al que trató sin temple pero con el que, al menos, desistió pronto.
No mucho más acertada fue la labor de Román, que sustituía al convaleciente José María Manzanares, y al que le cupo en suerte el toro más completo, ese quinto que, haciendo honor al dicho, embistió con nobleza y recorrido y además con mucha clase, que fue la que mostró ya en la apertura de la faena cuando, citando en los medios, el valenciano le ligó un puñado de largos derechazos con las dos rodillas en tierra.
Pero ese iba a ser el único instante lucido de un trabajo en el que predominó la ligereza de muñecas y la falta de ajuste, con cites de muleta muy retrasada que no sirvieron para mandar en las inagotables embestidas.
Sin lucimiento ni contundencia en lo fundamental, Román tuvo que optar por los alardes populistas, tampoco muy asentados, para cortar así esa única y barata oreja, que hubo quien quiso incluso doblar.
Ya con el segundo, en este caso molestado por las rachas de viento, el torero de la tierra se alargó en un empeño poco limpio ante un "juanpedro" que no humilló de principio pero que fue yendo a más y a mejor a medida que el matador perdía firmeza.
También estuvo plagada de desaciertos la labor de Tomás Rufo con un tercero que tuvo voluntad pero medidas energías y al que ayudó poco o nada que el toledado se lo sacara directamente a los medios, que le quisiera aprovechar las inercias en la larga distancia o que, más en corto, le exigiera más de lo que podía dar con la mano excesivamente baja. Mala fórmula, pues, con un lógico resultado deslavazado.
El sexto prometió mucho, pero la sangría de un durísimo e injustificado puyazo le hizo ir a menos, a pesar de que Rufo lo trató con más suavidad que al anterior, para tener que decidirse finalmente por un desesperado arrimón fuera de contexto.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Juan Pedro Domecq, sin excesivo aparato en las cabezas y algo dispares de hechuras y cuajo. Corrida muy noble y manejable sin excepción, lastrada en algunos casos por cierta falta de fuerzas, con dos toros destacados, primero y quinto, por mayor movilidad y clase.
El Juli, de burdeos y oro: metisaca en los bajos y pinchazo (ovación); estocada trasera desprendida (silencio).
Román, de grosella y oro, que sustituía a José María Manzanares: pinchazo bajo, metisaca caído, tres pinchazos bajos y dos descabellos (silencio tras aviso); estocada algo trasera (oreja con petición de la segunda).
Tomás Rufo, de tabaco y oro, que sustituía a Morante de la Puebla: media estocada trasera caída (silencio tras aviso); pinchazo y estocada (silencio).
Segundo festejo de la feria de Julio, con casi dos tercios del aforo cubiertos (unos 7.500 espectadores) en tarde calurosa y con rachas de viento.



