Solo dos ovaciones en una interesante novillada de Guadaira en Las Ventas

Javier López

Solo dos ovaciones, una para Alejandro Peñaranda y otra para Álvaro Burdiel, ha sido el escaso balance de la tarde de hoy en Las Ventas, segundo festejo de la Feria de Otoño, en la que se lidió un interesante envío de Guadaira, y en la que la peor parte se la llevó Ismael Martín, que cayó lesionado.

Abrió la tarde un novillo con genio y muy incierto, con disparo en las arrancadas, la cara muy suelta, midiendo y sin entregarse en las telas de un Burdiel firme y resuelto para imponerse a tanta aspereza y solventar la papeleta con dignidad.

Con detalles de exquisito gusto abrió y abrochó Burdiel la faena al cuarto, un novillo de francas y templadas embestidas, mejor por el derecho, ya que por el otro lado el de Guadaira tendía a puntear y era más complicado limpiar los muletazos.

El sevillano anduvo con ciertos altibajos en lo fundamental, sin acertar en el planteamiento de una faena que contó con algunos pasajes de buen aire sobre el derecho, pero que se quedó en esos dientes de sierra que hicieron que aquello no acabara de fraguar. Tras la estocada hubo petición de oreja, que el palco denegó.

Por el percance del compañero tuvo que hacerse cargo Burdiel del sexto, al que recibió con dos largas cambiadas antes de irse a la puerta de la enfermería a brindar una labor que no pasó de voluntariosa ante un animal que se paró pronto por su manifiesta falta de raza.

Peñaranda sorteó un segundo encastado, rebrincadito en sus primeras arrancadas por el derecho pero que acabó descolgando, sobre todo por el izquierdo, por donde exhibió profundidad el de Guadaira, que al final acabó también embistiendo con ritmo y buen son por el otro lado.

El conquense lo movió de aquí para allá, unas veces mejor que otras, pero sin acabar de dominar la situación, lo que hizo que la faena, seguida con cierta displicencia desde tendido, se quedara en el disparadero. Un pase por la espalda y la estocada hicieron despertar a la gente y hasta le llegaron a pedir la oreja.

El quinto también se dejó lo suyo, sosito, sí, pero muy manejable. Peñaranda se diluyó rápidamente con él, sin acoplarse en una labor nuevamente fría y de muy poco contenido en lo artístico.

Ismael Martín resolvió con entrega y actitud la difícil prueba en el novillo de su debut en Madrid, un animal con mucha transmisión por su vibrante galope, de largo y con todo, pero sin humillar, desarrollando mal estilo y, sobre todo, sin perdonar errores.

Había que estar muy puesto para no verse desbordado, y Martín suplió con corazón todas las carencias que aún atesora para solventar la situación. Hasta tres veces se libró del percance el joven torero nacido en Suiza pero formado en la escuela de Salamanca, que, lo que son las cosas, acabó lesionándose -pareció salírsele el hombro derecho- al descabellar.

FICHA DEL FESTEJO

Seis novillos de Guadaira, bien presentados aun con ciertas desigualdades de hechuras y volúmenes, y de interesante juego. Los mejores, el segundo, bravo y con clase, y el cuarto, que lució un gran pitón derecho. También se dejó mucho el sosito quinto. Áspero e incierto el primero; con mucho carbón y exigente el tercero; más paradito por falta de raza el sexto.

Álvaro Burdiel, de pizarra y oro: estocada trasera y caída (silencio); estocada algo desprendida (ovación tras petición); pinchazo y otro hondo (silencio en el que mató por Martín).

Alejandro Peñaranda, de grana y oro: estocada desprendida y descabello (aviso y ovación tras petición); estocada (silencio).

Ismael Martín, de azul eléctrico y oro: pinchazo, estocada algo tendida, cuatro descabellos y cuatro más con los que tuvo que rematar Burdiel la labor al salírsele el hombro a Martín (silencio tras aviso en el único que mató).

En la enfermería fue asistido Ismael Martín de "luxación anteroinferior glenohumeral derecha, de pronóstico reservado".

La plaza registró alrededor de media entrada en los tendidos. EFE

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