Toreó este sábado en Mérida pero no pudo hacerlo ayer domingo en Sevilla. Si hay un torero en el que los aficionados tienen toda puesta su fe, ese es Pablo Aguado, el torero que reventó la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza una tarde de abril de 2019.

Un joven sevillano licenciado en Administración y Dirección de Empresas que prefirió la gestión de sentimientos en un ruedo, a la de los despachos.

Aguado reconocía a Carlos Herrera una “frustración muy grande y un dolor también muy grande. Son dos años sin poder abrir la plaza de Sevilla y este año con un proceso más agónico que el pasado. Seguiremos adelante y parece que hay cierta alegría para poder celebrar festejos más allá de Sevilla”

El torero hispalense ha expresado su enfado por el trato desfavorable que otorgan las administraciones a la tauromaquia. Cree que “siempre hay miedo en la toma de decisiones políticas cuando repercute en el mundo del toro. Por la repercusión que puede haber en los votantes de los partidos”.

“Ha habido un proceso de politización de la tauromaquia totalmente erróneo y dañino. Siempre se ha politizado la Fiesta para atacarla. Después han surgido partidos, como Vox, que puede gustar más o menos, pero que se ha mojado por la tauromaquia y y eso ha mostrado que hay un nicho de votantes que han salido a relucir”, ha continuado explicando Aguado.

Pablo también ha mostrado su preocupación por la actual situación del campo bravo y de muchas ganaderías. “Es el gremio, junto a picadores y banderilleros, más damnificados. Nosotros dejamos de ingresar, pero los ganaderos tienen que mantener cientos y miles de cabezas de ganado, con solo la salida del matadero. Es algo sangrante y tanto del punto de vista taurino como ecológico, deberían ser ayudados por la administración”.