Ese único apunte destacable de la función tuvo lugar en el último astado, que, para más inri, fue el que más complicaciones desarrolló dentro del denominador común de la falta de fuerzas y ausencia de raza que marcó el envío ganadero del hierro salmantino.

Y con él se vio a un sólido José Garrido, que había entrado a última hora en el cartel en sustitución del lesionado Pablo Aguado y que no se arrugó para, si bien no lograr demasiado desde el punto de vista artístico, sí llevar la emoción a los tendidos con una faena que aunó firmeza y mucha entrega, y que, tras una certera estocada, le valió para cortar la única oreja de la tarde.

Antes, en el tercero, sorteó Garrido un toro manso y áspero, con cierto genio y tendencia a buscar la huida constantemente y al que diseñó una labor que tuvo un buen inicio en el toreo en redondo, pero que fue diluyéndose poco a poco hasta quedar en nada.

Durante el tercio de banderillas cayó lesionado José Antonio Carretero a la salida del primer par, teniendo que pasar a la enfermería para ser asistido.

El primero del Juli fue devuelto por sus nulas fuerzas y saltó en su lugar un sobrero del mismo hierro que tampoco anduvo sobrado de fortaleza, además de evidenciar también muy poca raza. Tras el trámite del tercio de varas y el caos que se vivió en banderillas, el madrileño trató de tornar las cañas en lanzas a base de entrega y mucha disposición.

Y, en cierto modo, lo logró, pues, al menos, se mostró por encima de la deslucida condición de su antagonista, al que diseñó una faena correcta desde el punto de vista técnico e insulsa en lo artístico, quede dicho que por falta de toro. Además mató rematadamente mal y acabó silenciado.

Con una larga cambiada recibió El Juli al cuarto tratando de caldear un ambiente demasiado apagado en esos momentos. Luego la faena de muleta estuvo presidida por la disposición del torero ante un toro noble y facilón, pero un punto sosito también, al que empalmó muletazos sobre ambas manos para, al menos, volver a justificarse, de ahí la ovación final que recibió.

Manzanares tampoco tuvo tela para cortar en su primero, un toro al que le faltó de todo, pero especialmente clase y entrega, un animal que siempre fue con la cara natural, sin acabar de pasar y con el que el alicantino estuvo aseado a media altura pero sin poder apretar nunca al de Garcigrande a lo largo de un trasteo sin alma.

Con el quinto también quedó inédito Manzanares, ora por lo descastado fue el toro, ora también por el toreo sin apreturas y de poco fuste que llevó a cabo el torero, que otra vez fue silenciado.

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FICHA DEL FESTEJO

Logroño, miércoles 22 de septiembre de 2021. 4ª de Feria. Media plaza sobre el aforo permitido.

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Toros de Garcigrande, el primero como sobrero, pobres de cara, blandos, bajos de raza y sin clase. El cuarto fue el más noble y el sexto el que más complicaciones desarrolló.

Julián López "El Juli", silencio tras aviso y ovación.

José María Manzanares, silencio y silencio.

José Garrido, que sustituía a Pablo Aguado, silencio tras avisoy oreja.

Parte médico: En la enfermería fue asistido el banderillero José Antonio Carretero, lesionado durante el tercio de banderillas del tercer toro, de: "latigazo muscular en la cara posterior del muslo derecho con probable rotura fibrilar o elongación muscular en el bíceps femoral, pendiente de estudio por imagen. Pronóstico menos grave".