2ª FERIA DE BEGOÑA

Histórico El Juli: ocho orejas, un rabo e indulto del primer toro de la historia de Gijón

El madrileño cuaja una magistral tarde e indulta al primer toro de la historia de El Bibio, con el hierro de Garcigrande.

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Agencia EFE

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La capital gijonesa acogía el cartel estrella de esta renovada Feria de Begoña: El Juli se encerraba con seis toros en solitario para celebrar con la afición asturiana sus 25 años de alternativa y, de paso, despedirse también de ella, ya que al finalizar la presente temporada colgará el traje de luces.

El ruedo aparecía engalanado antes del paseíllo con el siguiente mensaje: "Gracias por tanto, el Juli, XXV aniversario", reconocimiento a una larga y exitosa trayectoria en la que siempre se ha mantenido en lo más alto del escalafón y que lo ha convertido en figura del toreo indiscutible y un torero de época.

La gente, que llenó alrededor de los tres cuartos del aforo del coso gijonés, no tardó en disfrutar de Julián López, que ya en su primero se aseguró la Puerta Grande tras una faena muy completa a un noble toro de Daniel Ruiz, cuya lidia brindó a la alcaldesa Carmen Moriyón, y con el que brilló sobre todo en el toreo al natural, toreando largo y por abajo. Dos orejas tras una efectiva estocada.

La fiesta continuó en el segundo, de Garcigrande, con el que se mostró variado de capote (larga cambiada, chicuelinas al paso y tafalleras) y muy resuelto y comunicativo con los tendidos en una templada faena de muleta, argumentada sobre la mano diestra, abrochada con celebrados circulares y premiada con otras dos orejas tras un certero espadazo.

El tercero, de La Quinta, fue un toro que El Juli lució en el caballo y con el que mostró su buen oficio para imponerse a la condición un tanto reservona del "santacoloma" al que, al final, acabó metiendo en el canasto. Otra oreja más para su esportón.

En el cuarto llegó el suceso de la tarde y de la historia taurina en Gijón, pues El Juli indultó a "Caritativo", de Garcigrande, el primer toro al que se le perdona la vida en El Bibio tras una emocionante faena en la que la comunión entre toro y torero fue total. Histórica actuación, excelsa por naturales. La foto de la vuelta al ruedo junto al ganadero queda ya para los anales.

El quinto, de Daniel Ruiz, fue el garbanzo negro del envío por su manifiesta endeblez y falta de raza. El Juli anduvo por encima de las circunstancias en una labor de escaso brillo.

Remató su gran tarde Julián López cortando una oreja más del sexto, en el que volvió a sus orígenes brillando por zapopinas y poniendo banderillas. La faena de muleta, todo entrega, estuvo repleta de guiños, alardes y buen toreo. La falta de contundencia en la suerte suprema dejó el premio en singular.

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