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Paco Aguado
El joven toledano Guillermo García Pulido, que cortó la única oreja de la tarde, logró lo más destacado en la llamada "novillada de triunfadores" celebrada hoy en Las Ventas, que se vio deslucida por el escaso juego de los utreros de dos hierros distintos.
Al novillero surgido de la Escuela de Madrid le correspondió, de hecho, el de mejor comportamiento del encierro, un quinto ejemplar de Montealto que, aunque medido de raza, fue el único que se empleó realmente tras los engaños.
La faena que le hizo García Pulido, que antes le había realizado un gran quite por gaoneras al cuarto de la tarde, tuvo un inicio contundente, con muletazos por alto y cambiados con las dos rodillas en tierra, que sirvieron para centrar al hoy escaso y disperso público de los tendidos de Las Ventas.
También notable y muy templada fue la tanda de derechazos con que continuó, pero tras la que el novillo comenzó a perder bríos y fondo, obligando al toledano a aplicar más pausas y menos exigencias a la vez que bajaba la intensidad de la obra, que no el interés, pues siguió atacando en la corta distancia para redondearla.
Una estocada muy contraria, de tanto como se atracó de toro en el embroque, fue el motivo para que la oreja pedida y concedida para García Pulido fuera protestada en algunos sectores de la plaza.
Ya antes, el novillero de Castillo de Bayuela no había regateado esfuerzos con un segundo de Fuente Ymbro que sacó un peligroso genio, sin bajar nunca los pitones por debajo del palillo de la muleta y colándose al mínimo descuido, sin que Pulido perdiera nunca su firmeza.
Salvo ese buen quinto, el resto de la novillada dejó mucho que desear, aunque también pueda salvarse de la quema un primero que, sin acabar de romper, permitió a Jorge Martínez torearle con suavidad con los vuelos de la muleta, pero también con solidez y mucha seguridad para aguantarle varias coladas, entre ellas en la que salió prendido sin más consecuencias que la rotura de la taleguilla.
El cuarto, de Montealto, al que el murciano Martinez mató con el acierto que le faltó en San Isidro, se desfondó tan pronto como el tercero de Fuente Ymbro, que no paró de escarbar y reservarse, mientras que el sexto, lidiado como sobrero, se defendió constantemente, punteando y calamocheando a la muleta.
Estos dos últimos le correspondieron al vallisoletano Mario Navas, que los lidió con idéntica buena técnica, siempre con limpieza e inteligencia, e incluso dejando detalles de buen gusto, por mucho que la falta de raza de ambos le restara conexión con el tendido en una tarde de calor bochornoso.
FICHA DEL FESTEJO.- Tres novillos de Fuente Ymbro, en los primeros lugares, de desiguales hechuras y juego: manejable pero de escaso celo el primero, con genio violento el segundo y descastado y rajado el tercero; y tres de Montealto (el sexto, que se defendió, como sobrero), de mejor y más fina lámina, nobles y con calidad aunque medidos de raza cuarto y quinto.
Jorge Martínez, de malva y oro: estocada delantera desprendida (ovación tras aviso); estocada perpendicular (ovación).
Guillermo García Pulido, de blanco y plata: pinchazo sin soltar y estocada atravesada (silencio tras aviso); estocada muy contraria (oreja, con algunas protestas).
Mario Navas, de verde esmeralda y oro: estocada delantera desprendida (palmas); pinchazo, estocada atravesada y dos descabellos (silencio tras aviso).
Entre las cuadrillas, Niño de Aravaca saludó tras banderillear al cuarto.
Plaza de Las Ventas. "Novillada de triunfadores", con algo menos de 3.000 espectadores (6.313, según la empresa), en tarde de calor bochornoso. EFE
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