1ª FERIA DEL MILAGRO

Fernando Adrián arreó en Illescas y salió a hombros con José María Manzanares

Interesante corrida de Daniel Ruiz con dos grandes toros, plaza llena y un desdibujado Roca Rey que se fue de vacío.

José María Manzanares y Fernando Adrián en su salida a hombros en Illescas

Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

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Abrió plaza 'Marismeño', un ejemplar protestado por flojo en los primeros compases pero que se destapó como un gran toro, de clase excepcional, sobre todo por el pitón derecho. Ya en el buen recibo a la verónica de Manzanares el de Daniel Ruiz apuntó su calidad.

En la faena de muleta hubo pasajes de empaque y cadencia, pero la clase de su antagonista requirió de registros más altos. Mató recibiendo y a sus manos fue la primera oreja de la tarde.

El cuarto se movió rebrincado. Sin embargo Manzanares porfió sin aburrirse, con el de Daniel Ruiz regalándole, de vez en cuando, una arrancada colocando la cara hasta el final y la buena estocada cobrada a la primera le puso en la mano la oreja que le abría la puerta grande.

El recibo de capote de Fernando Adrián al segundo fue a revienta calderas, con tres faroles de rodillas que pusieron de manifiesto una disposición hacia el triunfo sin ambages.

El de Daniel Ruiz duró, pero no tuvo el fondo que su hermano corrido en primer turno. Adrián lo pasó con ajuste y brillo algo desigual, arrimándose cuando el toro se vino irremisiblemente abajo, arráncandole las dos orejas.

Dos verónicas del recibo de Fernando Adrián al quinto fueron de ensueño, por el pitón derecho. Como de ensueño fue el toro de Daniel Ruiz, bravo por los dos pitones.

Adrián le puso todas las ganas aunque el acople técnico resultó intermitente, quedándose demasiado encima sin dejar venirse a su oponente, y desluciendo con enganchones la tanda postrera con los tendidos pidiendo el indulto.

Al final, el premio para el torero, tras pinchazo y media arriba, quedó en una oreja, y para el toro en vuelta al ruedo.

El tercero fue devuelto por partirse el pitón izquierdo al clavarlo en la arena y hacer palanca. En su lugar salió un sobrero más basto de hechuras que embistió con ímpetu.

Roca Rey instrumentó un trasteo veloz y largo, de escasas sutilezas, con alguna fase aislada de mando, pero que no caló en los tendidos. Además, mató deficientemente.

Tampoco entusiasmó el dilatado y escasamente emocionante trasteo al muy manejable sexto, con un Roca Rey que pegó pases a mansalva y falló con los aceros.

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