La serie mexicana "La casa de las flores" estrenó el pasado viernes su segunda temporada en la plataforma Netflix. La ficción, creada y dirigida por Manolo Caro, obtuvo un notable éxito en su primera entrega y ahora aspira a mantenerse en la plataforma pese a que ya tiene asegurada una tercera temporada. La trama gira en torno a una próspera floristería familiar, que desprende mucha felicidad y unión entre los que la componen. Pero detrás de esta exitosa fachada del negocio, existen muchos secretos disfuncionales ocultos. 

En la segunda temporada, la matriarca de la familia y la cara principal de "La casa de las Flores", - Verónica Castro como Virginia de la Mora - muere y la crisis familiar se agrava. Paulina, que ahora vive en Madrid con María José y su hijo, se ve en la obligación de volver a México cuando se entera de que el testamento de su madre ha sido impugnado. A su regreso, Paulina encuentra su casa peor que nunca, su padre Ernesto se ha unido a una secta liderada por una mujer que colecciona maridos, su hermana Elena pasa por su enésima crisis de identidad a consecuencia de sus últimos desencuentros amorosos, y Julián ha encontrado un nuevo y peculiar trabajo que solo le traerá más problemas.

En el capítulo tres de la serie, se produce además un guiño al independentismo catalán completamente inesperado. Este momento ocurre cuando se incorpora a la historia de la serie Alejo, encarnado por el actor español Eduardo Rosa.  "¿Eres español?" le pregunta uno de los personajes. Él no duda en responder: "Para nada, soy catalán". De esta forma, Manolo Caro no ha dudado en introducir en la trama el conflicto catalán y darle proyección a través de una serie con decenas de miles de seguidores en todo el mundo.