Hemos escuchado una y otra vez que el aceite de palma es perjudicial para la salud, pero ¿por qué?, ¿cuáles son sus componentes? En primer lugar hay que tener en cuenta que se produce a partir de los frutos de la llamada palma africana.

Es fácil encontrarlo en la bollería industrial y en productos preocinados debido a que tiene un gusto muy atractivo para el paladar y que tiene una barata producción. Además, se conserva mucho mejor que otros aceites. Sin embargo, desde el punto de vista nutricional tiene gran cantidad de grasas saturadas, que aumentan los niveles de colesterol.  Asimismo, hay investigaciones como la de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) de 2016 que lo relacionaban con el cáncer cuando había sido procesado y calentado a más de 200º centígrados. 

En la misma línea, hay que tener en cuenta que tiene un perfil bajo en ácidos grasos insaturados, y que el ácido graso saturado mayoritario en el aceite de palma es el palmítico, un ácido muy poco saludable. Del mismo modo, cuenta con la presencia de sustancias cancerígeneas en cantidades no reguladas. Estas están generadas por el tratamiento de calor que recibe el aceite que tiene como finalidad refinarlo y cambiar su color rojo.

Además de ser utilizado en la industria alimentaria, también es común en cosmética. 

De la misma forma, hay que contemplar que su creciente demanda por parte de las grandes empresas alimentarias está fomentando la deforestación de selvas tropicales y amenazando la supervivencia de especies protegidas como el orangután o el tigre de Sumatra. También provoca, debido a los incendios, grandes emisiones de CO2 que contribuyen al cambio climático.