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Una llamada telefónica del cardiólogo ayuda a infartados a regular colesterol

Una simple llamada telefónica del cardiólogo para controlar los niveles de colesterol de los pacientes tras ser dados de alta después de sufrir un infarto consigue que un 70% de ellos mantengan el 'colesterol malo' a raya.

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 10:24

Una simple llamada telefónica del cardiólogo para controlar los niveles de colesterol de los pacientes tras ser dados de alta después de sufrir un infarto consigue que un 70% de ellos mantengan el 'colesterol malo' a raya.

Así lo ha demostrado el Servicio de Cardiología del Hospital del Mar de Barcelona, que ha puesto en práctica un nuevo protocolo de seguimiento telefónico a las personas que han sufrido un infarto para incrementar su cumplimiento de los niveles recomendados de colesterol LDL, el colesterol malo, en sangre.

Un trabajo, que publica la revista 'Frontiers in Cardiovascular Medicine', ha validado el nuevo protocolo, que consiste en un seguimiento telefónico de los pacientes para ajustar el tratamiento a las seis semanas del alta, una llamada que se repite siete semanas después si el paciente no alcanza los niveles recomendados.

"Una simple llamada puede marcar la diferencia entre un alto riesgo de sufrir un nuevo infarto u otra enfermedad cardiovascular o conseguir controlar uno de los principales factores de riesgo, tener niveles altos de colesterol LDL", ha explicado la adjunta del Servicio de Cardiología, investigadora del IMIM-Hospital del Mar y autora principal del estudio, Sonia Ruiz.

Según la cardióloga, el Hospital del Mar es pionero en usar una herramienta de este tipo, con la que ha alcanzado unas cifras de cumplimiento de los niveles de colesterol por parte de los pacientes muy superiores a la media.

"Disponemos -ha añadido Ruiz- de una consulta creada específicamente para cumplir el seguimiento y no ser tolerantes, laxos, con el objetivo de conseguir que los pacientes tengan niveles de colesterol recomendados, consiguiendo unos resultados que en Cataluña no sabemos que haya obtenido nadie".

Según este protocolo, las personas que han sufrido un infarto, aparte de seguir un proceso de rehabilitación cardíaca y educación en hábitos de vida saludables, ya tienen concertada una analítica para evaluar sus niveles de colesterol seis semanas después el alta.

Una semana después, un cardiólogo revisa sus resultados y se pone en contacto con ellos por teléfono para evaluar su estado y, si es necesario, ajustar el tratamiento con los medicamentos que toman para controlar el colesterol.

En los casos en los que no se ha alcanzado el objetivo fijado por las guías clínicas, que en el momento del estudio era de menos de 70 mg/dL de colesterol LDL en sangre, se ajusta el tratamiento y se programa una segunda analítica mes y medio más tarde, con una nueva visita telemática.

De esta forma, los cardiólogos del Hospital del Mar han alcanzado un nivel de cumplimiento de los niveles establecidos por las guías clínicas del 71%, es decir, de los 497 pacientes seguidos en el período estudiado, 327 alcanzaron el nivel de colesterol en sangre recomendado, una cifra que está muy lejos del poco más del 30% registrado de media en el mundo.

Además, según Ruiz, esta buena adherencia al tratamiento se mantiene en el tiempo, ya que a los doce meses del infarto, el 71% de los pacientes todavía tiene un buen control del colesterol LDL.

Antes de la aplicación de este nuevo protocolo, el seguimiento de la evolución de estos casos una vez recibían el alta se llevaba a cabo por los especialistas en Cardiología de la Atención Primaria.

"En doce semanas, todos los pacientes, tienen el tratamiento óptimo que necesitan o que toleran, porque también se revisan los efectos secundarios de la medicación, aunque sólo un 10% lo sufren", ha puntualizado Ruiz.

El trabajo también ha tenido en cuenta que el umbral de colesterol recomendado se ha rebajado en los últimos años a tan sólo 55 mg/dl de colesterol LDL en sangre.

En este caso, el porcentaje de consecución se reduce al 34%, pero todavía es superior a la media registrada en diferentes estudios publicados en Europa, que se sitúa en sólo el 25%.

Ruiz ha recordado que en los casos de personas que han sufrido un infarto, es vital reducir la cantidad de grasa en sangre para evitar un nuevo accidente isquémico.

Esto se logra con un abordaje múltiple, que pasa por la rehabilitación cardíaca y educación sanitaria y un tratamiento farmacológico con estatinas y otros medicamentos.

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