LESIONES MEDULARES
Un tatuaje con el logo del Vall d'Hebron para agradecer que vuelve a caminar
Rocío Soler Coll
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Rocío Soler Coll
Carlos Gili trabajaba como bombero forestal cuando cayó de un árbol e impactó contra una roca; el golpe le causó una lesión medular aguda que ha logrado superar en el Hospital Vall d'Hebron y, como muestra de agradecimiento por poder volver a caminar, ha dedicado a este centro un tatuaje que luce en un brazo.
Gili, de 60 años, ha relatado a Efe que, tras sufrir el accidente el pasado 11 marzo mientras podaba las ramas de un árbol que amenazaban una ermita románica en El Figaró (Barcelona), fue trasladado inconsciente y en helicóptero hasta el Hospital del Vall d'Hebron, lugar en el que estuvo ingresado durante dos meses y del que guarda muy buen recuerdo.
Para homenajear la labor de los profesionales, este bombero voluntario decidió reservar una parte del cuerpo afectada por su lesión medular para tatuarse el logo de Vall d'Hebron: su brazo derecho.
"Los médicos creyeron que me quedaría tetrapléjico, pero en una visita de mis familiares, mi hija vio que movía las piernas al intentar incorporarme", ha rememorado Gili.
Lo que podría haber sido tetraplejia se quedó en una lesión medular aguda y, durante los dos meses ingresado, el paciente pasó por varias operaciones quirúrgicas por la fractura-luxación de las vertebras dorsales y por lesiones en las cervicales y a nivel torácico: "Tengo toda la espalda cosida", ha afirmado con humor.
"A lo largo de mi estancia en el hospital pasé momentos muy duros, de mucho dolor, pero también viví experiencias inolvidables con los médicos y enfermeros y enfermeras que me atendieron; hasta el punto de que el día que me dieron el alta me fui llorando, no quería irme", ha explicado emocionado el paciente.
Gili ha rememorado con especial cariño el día que fue capaz de andar con sus muletas; los fisioterapeutas le hicieron salir al pasillo a caminar y allí le estaba esperando su hija, algo que le "llenó de energía".
En la primera valoración nada más llegar al hospital, la doctora adjunta del Servicio de Rehabilitación y Medicina Física Teresa Crespo pensó que Gili podría sufrir una tetraplejia pero, tras pasar por quirófano, "evolucionó mejor de lo que se esperaba", ha explicado a Efe la facultativa.
"Nuestra labor era estabilizarlo porque estas lesiones afectan al sistema nervioso autónomo y pueden alterar el aparato cardiovascular y respiratorio, o la incontinencia fecal y urinaria", problemas que el paciente ya ha logrado superar, según ha declarado la doctora.
A pesar de las dificultades, del dolor, de la inestabilidad de la presión del paciente y de la dificultad de ponerlo en una silla, Crespo ha resaltado la "enorme motivación, ganas y energía" de Gili en su día a día, y ha afirmado que su actitud fue un "detonante que sin duda ayudó a su recuperación".
Gili sigue con la parte derecha de su cuerpo afectada, tiene escasa sensibilidad en el brazo, fuertes dolores en el hombro y en la espalda, pero la parte positiva, con la que prefiere quedarse, es que puede caminar, aunque sea con la ayuda de un bastón y siguiendo con un largo proceso de rehabilitación: "Doy gracias a la vida por haberme dado otra oportunidad", ha celebrado.
Cada año pasan por la Unidad de Lesionados Medulares de Vall d'Hebron entre 80 y 90 pacientes con lesiones medulares agudas e ingresan alrededor de 60 pacientes con lesión medular crónica, para el tratamiento de las complicaciones.
La incidencia de la lesión medular traumática se ha mantenido estable en los últimos años, situándose en 4,4 casos por cada millón de habitantes.
Este tipo de lesiones son más habituales en hombres que en mujeres y las causas son diversas, desde accidentes en moto o práctica deportiva de riesgo, hasta un tropiezo que causa una lesión cervical.