¿En qué se parece el ser humano al murciélago vampiro? Este animal también mantiene la distancia social

A raís de diversos estudios, se ha comprobado que tenemos más características de las que pensamos parecidas a este murciélago. Entre otras, el distanciamiento y la cooperación

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Parece ser que el ser humano no es la única especie que mantiene la distancia social cuando hay una enfermedad contagiosa entre su población. Cuando la pandemia del coronavirus llegó a nuestras vidas en el año 2020, tuvimos que acostumbrarnos a establecer una distancia interpersonal de 1,5 metros mínima para evitar la propagación del virus. Pues bien, los murciélagos vampiro también actúan de esta manera. Así lo demostró un estudio publicado en la revista 'Behavioral Ecology', cuyos autores detectaron que los murciélagos que estaban enfermos, se mantenían alejados de los sanos.

"Rastreamos este efecto de 'distanciamiento social' no intencional hora por hora en una colonia salvaje de murciélagos vampiros. Utilizando sensores de proximidad transportados por murciélagos, comparamos los cambios en la conectividad de la red social de los murciélagos "enfermos" inmunodeficientes frente a los murciélagos "de control" a lo largo del tiempo. Los murciélagos "enfermos" tenían menos encuentros con otros y pasaban menos tiempo cerca de los demás", explican los autores de la investigación. No obstante, esta no es la única similitus que tenemos con estos animales.

Forman vínculos sociales

Son mamíferos que cooperan entre ellos, es su forma de hacer "favores" a sus semejantes, que luego les serán devueltos. Por ejemplo, se acicalan unos a otros y las hembras son capaces de regurgitar la sangre que han conseguido de otros animales para alimentar a cualquier otro murciélago de su grupo que lo necesite. Esta evidencia de cooperación fue descubierta en una investigación publicada en la revista 'Current Biology'. Los investigadores detallan que "las redes de asociaciones de murciélagos vampiros salvajes reflejaron una historia de cooperación en cautiverio, y las preferencias sociales fueron evidentes incluso después de un cambio dramático en el entorno físico y social".

Sin embargo, aún hay más similitudes entre hombre y murciélago. Y es que son capaces de formar vínculos sociales, una especie de "lazos de amistad", así lo detalla el nuevo estudio publicado en la revista 'Biology Letters'. Los investigadores quisieron comprobar cómo los murciélagos vampiro establecen los vínculos sociales. Para ello, realizaron un experimento en el que "probamos si forzar pares seleccionados al azar de murciélagos vampiros comunes femeninos, igualmente familiares en estrecha proximidad espacial, promueve la formación de relaciones cooperativas duraderas", comentan los científicos. A lo largo de 114 días observaron las interacciones entre las 21 hembras que habían capturado en tres lugares diferentes y alejados entre sí. Querían rastrear cuál era la tasa de acicalamiento.

"Comparamos estas tasas antes, durante y después de un período de una semana, durante el cual enjaulamos tríadas aleatorias de murciélagos vampiros previamente desconocidos y no relacionados en proximidad. Después de la semana de proximidad en la que todos los murciélagos pudieron asociarse libremente de nuevo, las tasas de acicalamiento de las parejas forzadas a acercarse aumentaron más que las de las 126 parejas de control", explican los investigadores. Debido a que el acicalamiento social ocurre en muchas especies, los científicos querían averiguar si aparecía esta conducta entre extraños forzados a convivir. Al comprobar que sí ocurrió, este hecho les sirve para comparar cómo "varía el vínculo social entre especies".

Preguntas sin resolver

No obstante, aún quedan algunas incógnitas sobe la vinculación social, puesto que, si los murciélagos fueron obligados a vivir en la misma jaula, ambos pasaron por una experiencia negativa. Los investigadores se preguntan si este hecho debilitaría o fortalecería el proceso de vinculación social. "Los animales pueden preferir compañeros con los que compartir experiencias gratificantes debido al simple aprendizaje asociativo; alternativamente, las experiencias negativas o estresantes que se comparten pueden facilitar o reforzar la elección de pareja", sugieren.

Para poder responder a esta y otras cuestiones, los expertos aseguran que se necesitará hacer un control más exhaustivo de las asociaciones entre los individuos, a la vez que se manipulan con sumo cuidado las interacciones que se dan dentro de los pares. De cualquier forma, los investigadores concluyen su estudio diciendo que "este hallazgo muestra que manipular la proximidad puede promover la formación de relaciones cooperativas duraderas que persisten más allá del período de manipulación".

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