A finales del mes de junio, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios suspendía el inicio de ensayos clínicos con hidroxicloroquina, así como el reclutamiento de pacientes hospitalizados moderados y graves, después de que dos estudios de la OMS y Reino Unido concluyeran que este tratamiento no aportaba beneficio en los pacientes.

En una nota informativa, la Aemps subrayaba, no obstante, que los análisis preliminares con hidroxicloroquina no han detectado ningún problema de seguridad y que la recomendación de interrumpir el reclutamiento de los ensayos clínicos se debe a la falta de beneficio clínico en pacientes hospitalizados.

De hecho, en todo el mundo existía un ensayo clínico internacional denominado Solidaridad con el objetivo de encontrar un tratamiento eficaz contra el coronavirus y que utilizaba este tratamiento. El director general de la OMS llegó a reunirse con los Reyes para explicarles en qué consistía, así como para realizar un análisis de la expansión global de la epidemia de coronavirus. Y todo, en una fecha crítica para nuestro país ya que a comienzos de abril todo el país se encontraba confinado para frenar la propagación del virus.

Por desgracia, seis meses después de arrancar este estudio, el mayor ensayo de control aleatorio del mundo sobre opciones terapéticas del covid-19, concluyó que la hidroxicloroquina tenía "poco o ningún efecto" en la reducción de la mortalidad a los 28 días o en la evolución hospitalaria de pacientes hospitalizados con coronavirus. La OMS aseguró que "la decisión de interrumpir el uso de la hidroxicloroquina en el ensayo no afecta a la utilización ni a la evaluación de la hidroxicloroquina como profilaxis antes o después de la exposición a la covid-19".

A finales de noviembre, otro estudio también descartó este tratamiento frente al coronavirus pues "no tiene efectos beneficiosos" en la prevención del contagio en personas sanas que han estado expuestas a un caso positivo.

Los investigadores descubrían que un tratamiento con HCQ durante siete días, administrado después de la exposición a un caso positivo de Covid-19, no influye en el desarrollo o no de la enfermedad o la mejora de los síntomas.

La incidencia y progresión de la enfermedad fue similar entre los pacientes del grupo de tratamiento (5,7%) y del grupo de control (6,2%), así como la tasa de transmisión --medida por prueba PCR-- que mostró "la misma tendencia" en ambas grupos (18,7% y 17,8% respectivamente).

Poco más se conoce respecto a este tratamiento que fue uno de los más seleccionados en todo el mundo para luchar contra la covid-19. Lo que está claro es que va perdiendo fuerza en estudios nacionales e internacionales, pues son numerosas voces científicas las que aseguran que no funciona contra el coronavirus. También en Albacete, a través de un estudio con 3.8000 pacientes, han concluido que es ineficaz para este virus.