El dolor de cabeza es uno de los malestares más habituales que experimentamos en el día a día. Rara es la persona que nunca lo ha sufrido y sus causas son variadas, por lo que muchas veces es complicado determinar el origen del dolor.

¿Por qué me duele la cabeza?

En algunos casos, un dolor puntual puede deberse a alguna causa menor, como la falta de sueño, el estrés, la menstruación, una contractura o algún problema no resuelto en la visión. La mayoría de estos malestares pasan en uno o dos días y pueden ser aliviados con el uso de analgésicos suaves.

Si el dolor no remite, si te impide dormir o si va acompañado de otros síntomas como fiebre, vómitos o visión borrosa, lo adecuado es visitar a un médico, para asegurarse de que el dolor no es un síntoma de un problema de salud más grave. Entre las enfermedades que pueden causar dolor de cabeza están los traumatismos, infecciones, hipetensión o tumores.

Pero también existen tres tipos de dolores de cabeza que son cefaleas primarias, es decir, que no están provocados por alguna patología previa.

Cefaleas tensionales

Las cefaleas tensionales se producen cuando una persona está sometida a una situación de tensión emocional y estrés. Como consecuencia, se tensan los músculos de los hombros, el cuello y la cabeza, lo que acaba provocando una sensación de dolor generalizado que se concentra en una banda en la nuca o en la frente. Este dolor de cabeza es el más habitual y suele remitir con descanso.

Cefaleas en racimos

Este tipo de cefaleas se presenta como una molestia muy intensa detrás de alguno de los ojos o en alguna de las sienes. Es un dolor súbito y severo que puede llegar a incapacitar al que lo parece. En ocasiones, va acompañado de lagrimeo o taponamiento nasal. Suele aparecer en brotes, que pueden llegar a durar un par de semanas y luego desaparecen. 

Migrañas

Suponen el 80% de los casos de dolor de cabeza derivados a las unidades especializadas. Las migrañas son un dolor intermitente, que recuerda a pinchazos, y que está situado en un lado de la cabeza. Muchas veces se ve agravado por el exceso de luz o de ruido, y puede llegar a provocar náuseas. Normalmente, suelen durar de uno a tres días, pero la sensación es muy desagradable y puede llegar a incapacitar al que la sufre. Si se padece, lo mejor es consultar a tu médico para evitar que se repita.