No sabría decir si es porque los precios de los petardos -ya sean apocalipse, storm o tytan de, al parecer, venta al público general- o el de las bombetas ha subido debido al encarecimiento de la vida o si es porque las leyes que rigen las distintas comunidades autónomas y ayuntamientos son más restrictivas en esta materia, estos días prenavideños estamos bastantes tranquilos (creo que también se lo debemos agradecer a Efraín y las distintas borrascas que descargan agua y no invitan a estar en la calle tirando petardos).

Otros años por estas fechas, Blas, mi perro, vívia sin vivir en él, atemorizado en casa y horrorizado cada vez que había que salir a la calle. Este diciembre, no quiere salir, pero para no volver a casa como una sopa.

El miedo, la fobia, el temor de Blas a la pirotecnia, a esos petardos que los alegres adolescentes tiran cuando alguien pasa a su lado, o las bombetas que manejan niños bastante pequeños sin el temor de sus padres a que se lesionen las manos, es una angustia que padecen los perros en general, pájaros y algunos gatos.

El veterinario Emyl Ramos alerta en su blog El Dogtor "de que la explosión de petardos, un trueno o el rugido de motor de una motocicleta puede causar serios problemas en la salud de nuestras mascotas. Sobre todo en épocas navideñas, fundamentalmente en Año Nuevo, es un problema común. Al hacer estallar un petardo o cohete, se provoca una respuesta emocional de miedo en el animal, que interpreta dicha explosión como una situación amenazante. Si esa respuesta de miedo es desproporcionada, y, encima, se repite de manera muy frecuente, la situación evoluciona a la fobia como tal; algo que, normalmente, tiene repercusiones psíquicas y/o físicas en nuestros perros y gatos".

¿Qué diferencia al miedo que sienten nuestras mascotas al escuchar un trueno del terror cuando se produce la explosión de un petardo? "A diferencia de lo que ocurre en una tormenta -en la que los perros desarrollan una capacidad de anticipación para poder ponerse a salvo-, subraya el Dogtor, "cuando se detonan petardos o elementos pirotécnicos, los animales están desprevenidos, y son incapaces de adaptarse a la situación de estrés que se produce".

El doctor Gregory Berns, neurobiólogo especializado en el comportamiento canino, advierte de que nuestros animales sufren una situación similar al estrés post-traumático en humanos, una trastorno neurológico difícil de tratar.

La enorme agudeza auditiva de los perros y su desarrollado olfato (los fuegos artificiales producen un olor característico al que los perros pueden ser sensibles) son causas de ese temor como apunta la doctora McGowan que subraya que "la pirotecnia no constituye la misma experiencia que las tormentas que van acompañadas de muchas señales de advertencia, como cambios en la presión barométrica y vientos fuertes, los fuegos artificiales son repentinos y ocurren con menos frecuencia que las tormentas eléctricas, por ello les provocan más intimidación.

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Siempre con correa al salir a la calle en estas fiestas

La respuesta de nuestro perro o también nuestro gato puede ser imprevisible cuando escuchan el estallido del petardo. Lo normal es que su primera intención sea salir huyendo del lugar. Por ello, durante estos días en los que nos podemos encontrar con esta situación lo mejor y más seguro es llevar a nuestro perro con su correa por la calle para evitar que en su huida sean atropellados.

Si estamos en casa y escuchan el sonido estruendoso de la pirotecnia suelen esconderse en el lugar más recóndito de la casa, en el lugar para ellos seguro, donde no escuchan ruidos.

Estos son algunos de los signos evidentes de que nuestro perro está sufriendo una crisis de ansiedad por los petardos o un fuerte sonido:

• se quedan paralizados
• sufren temblores
• se les ponen los pelos de punta
• están agitados con la respiración muy rápida y muchos jadeos
• taquicardia
• adoptan una postura encogida con las patas flexionadas, las orejas hacia atrás y rabo entre las patas
• algunos emiten aullidos intensos (semejantes a gritos de miedo)
• aumento de la salivación
• se pueden hacer pis o cacotas involuntarias
• Y en casos muy extremos, pero no imposibles: muerte por fallo cardíaco agudo

¿Cómo podemos evitar que nuestras mascotas sufran ese miedo extremo?

Es muy difícil poder ayudar a nuestros perros a superar estas situaciones de estrés, pero hay que intentarlo. Lo mejor es acostumbrar al perro, o al gato, desde pequeñito a los ruidos fuertes -entre ellos al secador-. Como no hay nada mejor que la propia experiencia, a Blas, no solo le asustan los petardos y ruidos estruendosos, para él, el sacador es un aparato del infierno y nunca hemos podido secarle el pelo cuando se le baña.

Durante estas fiestas es mejor no dejar solo al perro en casa. Si no es posible llevarle con nosotros hacer que se quede en una habitación tranquila, la más alejada de los ruidos de toda la casa. Le dejaremos con su cama, sus juguetes e incluso algún que otro premio. Incluso es recomendable dejar puesta cerca de él, la radio o la televisión o música para que se sienta acompañado y que ese sonido oculte el de los petardos.

Es muy importante que nosotros, los humanos, mantengamos la calma para darles seguridad y no reñirles ni recriminarles el comportamiento porque es ajeno a su voluntad. Algunos veterinarios recomiendan ansiolíticos o esprays de feromonas que pueden ayudar a estar calmados.