Tranquilidad y descanso. Es la sensación que tienen los sanitarios de la Comunidad de Madrid al poder dormir en hoteles, un alivio frente al miedo a contagiar a los suyos, de los que ahora se separan para seguir trabajando sin exponerles "al bicho".

Este miércoles, profesionales sanitarios han comenzado a llegar al Room Mate Oscar Hotel de la capital española, uno de los cinco nuevo establecimientos hoteleros puestos en marcha hoy -y que se unen a los tres ya habilitados - para alojar a la plantilla y también a los no sanitarios desplazados o a quienes viven con personas de alto riesgo. En total son ocho en toda la región, abiertos por hoteleros junto a la Comunidad de Madrid.

En el Oscar, situado en el madrileño barrio de Chueca, se aloja Amelia, auxiliar de enfermería en el hospital de la Princesa, que ha dejado en casa a su marido, a quien le daba miedo contagiar del virus porque sufre una "cardiopatía".

Amelia está sola en una habitación, donde llegó ayer, y su rutina a partir de ahora es ir a trabajar y volver al hotel, donde ocupa su tiempo leyendo y chateando con amigos y compañeros. En la cena vio a otra chica cenando en un rincón, ella estaba en otro. "Alejaditas las dos", cuenta en declaraciones a Efe Televisión.

Poder dormir en el hotel le ha supuesto "descanso y tranquilidad" porque hasta ahora al llegar a casa "lo pasaba fatal". "No me atrevía a acercarme a nadie", explica.

En su hospital, la Princesa, van teniendo "poco a poco medios" que intentan "ir economizando" puesto que se quedan "sin equipación enseguida". Su planta, la séptima, ha dejado de ser ya de neurología. "Somos ya planta Covid", explica, señalando que está llegando personal, entre voluntarios y nuevos contratados.

Las instalaciones están llenas de pacientes. Sanidad está haciendo test a los sanitarios con síntomas y en su planta han dado negativo ella y otro compañero, pero unos cuatro auxiliares y dos o tres enfermeras tendrán que quedarse en casa tras haberse contagiado.

También se aloja en la plaza Pedro Zerolo desde este miércoles Rocío Rubio. Auxiliar de enfermería en una planta del Hospital Clínico San Carlos dedicada enteramente al COVID-19, cuenta emocionada que ha llegado al alojamiento para "no arriesgar" a su familia pues a diario tiene contacto con contagiados "en situaciones extremas", "muchas veces sin material o compartiendo con compañeros".

En su casa, su padre y su hermano se han quedado "tristes" y la echarán de menos. "Yo hablo como la radio", cuenta.

Rocío lamenta no poder dar "el mejor trato" posible a "los abuelitos" pues no pueden pasar cada vez que les llaman como en una situación normal. Acuden dos veces por turno y en caso de urgencia. Para acceder deben vestirse "con batas de quirófano, las batas de aislamiento, un mandil, (cubrirse) el pelo, las calzas".

Tras cuatro días "en tensión" ayer recibió la "buena noticia" de haber dado negativo en el test del virus. Agradece a los hoteles que están colaborando, a las fuerzas de seguridad y a todos los que deben trabajar, como ella. Y cogiendo sus maletas se despide. A las tres volverá a su labor diaria: "Salvar el máximo de vidas. A tope".

Desde Tenerife ha llegado a Madrid Carlos Muñiz. Enfermero, ha terminado de firmar esta mañana el papeleo y por la tarde se incorpora al Gregorio Marañón para luchar contra el coronavirus. Ha venido a la capital española porque "lo necesitan" y también por el trabajo.

Sin poder alojarse en los hoteles habilitados habría sido "imposible" porque está "todo cerrado" y, aunque tiene amigos en Madrid, le sabría "mal" llevar "el bicho" y pegárselo.

A Carlos también le hicieron la prueba del COVID-19 al trabajar en un hotel en Tenerife aislado por el virus. Tenía tos, pero afortunadamente dio negativo.

Como Amelia, Rocío y Carlos, los sanitarios que llegan a la región o los que no pueden estar solos en casa sin poner en riesgo a los suyos, tienen a su disposición un total ocho hoteles en los que alojarse, que dan servicio a las diferentes áreas sanitarias y al nuevo hospital de campaña creado en Ifema. EFE

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