Viajamos hasta el 3 de diciembre de 1926. En ese año, la reconocida escritora Agatha Christie desapareció de su domicilio. El vehículo que tenía lo descubrirían en un bosque. Dentro del mismo, había ropa y un permiso de conducir que carecía de valor alguno por su caducidad.

Esta desaparición permanece más viva que nunca, siendo objeto de debate de numerosos expertos y seguidores de su obra, ya que jamás se supo el motivo de que Christie decidiese borrarse del mapa. ¿Querría, quizás, vengarse de su esposo?

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Arthur Conan Doyle, uno de sus amigos, llegó a recurrir a una médium para tratar de localizarla con uno de sus guantes. El Ministro de Interior de Reino Unido y la Policía casi se ponían en el peor de los escenarios: encontrarla sin vida.

Su posible paradero se convirtió en una causa que seguían muchísimas personas e instituciones, hasta el mismo Gobierno y 15.000 voluntarios peinaban día y noche toda su ciudad. Finalmente, fue hallada sana y salva en un balneario de Harrogate y la escritora se las ingeniaría para crear más incógnitas alrededor de su desaparición misteriosa. Algunos testigos aseguraron que la vieron pacíficamente leyendo los diarios de la época.

Entre las teorías que más sentido cobraron sobre su arrebatada ausencia se encuentra una pérdida temporal de memoria como consecuencia de su accidente de coche.

Meses antes, la autora recibió una noticia que le resultó difícil de asumir. Christie volvió de su experiencia como enfermera de guerra y decide escribir una novela de misterio. 'El misterioso caso de Style'. Tras meses de arduo trabajo para que ese relato saliese a la luz, obtuvo su recompensa. Una fuente de ingresos adicional para una familia (la suya) que no atravesaba por un buen momento económico.

Años después, la muerte de su madre y el divorcio de su marido la hundirían en una terrible depresión que le pasaría factura.

¿Desaparición intencionada? ¿Pérdida de memoria? Jamás lo sabremos. Quizás también su infancia poco común le influiría. Sus padres decidieron educarla en casa y Agatha para no sentirse sola, creaba personajes e historias. Así desarrolló desde joven su faceta más creativa y autodidacta. También comenzó a interesarse por el esoterismo, lo oculto y los misterios gracias a su madre. Quien aseguraba tener poderes psíquicos, al ver cosas imperceptibles para nuestros sentidos.

Lo que sí podemos recoger y corroborar es la manera en la que Agatha Christie se refiere a esa etapa difícil de su vida en su biografía, que ella misma escribió: “De modo que, tras la enfermedad, llegaron la pena, la desesperación y un corazón roto”.