El incidente sucedió este domingo, cuando el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, incitó a una de las dos mujeres que le entregaban un libro a besarle en los labios en un acto institucional en Corea del Sur. La asociación de derechos humanos Gabriela ha denunciado el hecho, y ha tachado a Duterte de "misógino":

"Gabriela considera que el reciente beso del presidente Duterte a una filipina durante su encuentro con los trabajadores expatriados es la repugnante actuación de un presidente misógino que se siente con derecho a degradar, humillar o faltar al respeto a las mujeres según su capricho", han sostenido en un comunicado difundido a través de Facebook.

La coprotagonista del beso ha querido restarle importancia, asegurando en las redes sociales que se trataba de un acto "sin malicia". Sin embargo, Gabriela ha añadido que la mujer "no tiene por qué defender" al presidente. Y es que este no es el primer acto degradante que lleva a cabo. 

En febrero de este mismo año pedía a las tropas militares de Filipinas que no tuvieran reparos en disparar a la vagina de las guerrilleras enemigas, pues sin ella "son inútiles". Entre otras polémicas, defendía la necesidad de llevar a cabo un plan para acabar con tres millones de drogadictos de las calles del país, comparando su propuesta con el exterminio indiscriminado de judíos que llevó a cabo Adolf Hitler en Alemania.

Con el objetivo de justificar su particular lucha contra la droga, Duterte llegó a afirmar que, de joven, "salía y entraba de la cárcel una vez tras otra", y que fue capaz de asesinar a un hombre a puñaladas cuando tenía 16 años "solo por una simple mirada". Es más, cuando llegó al poder, en 2016, optó por dar la libertad a la Policía y a los ciudadanos para que asesinaran a narcotraficantes y consumidores de drogas.