Renato es un italiano que a los 98 años ha cumplido el sueño de su vida: Viajar desde Milán a Pekín en el Transiberiano. En esta aventura, el anciano viaja acompañado por su hija, Maria Gracia, que se está encargando de escribir un diario en el que va contando las peripecias de este largo viaje. Nada menos que 20.000 kilómetros, en uno de los trenes más famosos del mundo. Desde pequeño, Renato había soñado una y mil veces con la posibilidad de realizar este viaje y cercano ya a los 100, no le ha importado ponerse en marcha, aunque tenga que ser utilizando una silla de ruedas.

La historia aparece publicada este domingo en el Corriere della Sera, y según avance el viaje, será actualizada en el “diario de a bordo” de su hija. En Moscú, la primera parada del viaje, Renato se quedó fascinado con la ciudad, aunque le sorprende no encontrarse por las calles con coches de “firma italiana” y asegura que los tranvías de Milán no tienen nada que envidiar a los de Moscú.

Desde que se subió al tren no abre un libro porque prefiere disfrutar de los paisajes. Su vida dentro del tren es como un reloj. Suele tumbarse en la litera hacia las 10 de la noche y se despierta a las 04.00 dispuesto a seguir mirando por la ventana.

Salvo algunos pequeños problemas de ajuste de la silla de ruedas, el viaje en el Transiberiano continúa sin problemas, gracias al espíritu de adaptación de Renato, a su fuerza de voluntad y al interés que tiene por todo lo que le rodea. Los turistas con los que comparte el viaje se sorprenden de su vitalidad. Queda por delante todavía un largo trayecto hasta Pekín.