Ha pasado un año y medio desde que en España conociéramos el inicio de la pandemia de COVID-19, y ya empezamos a sacar conclusiones de lo que hemos vivido y lo que a partir de ahora nos queda por comprobar con el paso de los días. A pesar de un comienzo tumultuoso en el que en nuestro país tuvimos que quedarnos en nuestras casas durante dos meses, hemos sobrevivido con relativa normalidad a partir de esos momentos difíciles. Vuelta al trabajo, retorno a las viejas rutinas, a las clases los más pequeños... Todo ello con una mascarilla atada en las orejas y con un sinfín de restricciones y estados de alarma de los que ahora se están retractando.

La pandemia es a buen seguro la mayor prueba social a la que se ha sometido la población mundial. No solo en España, donde especialmente hemos sufrido una repentina congelación de las relaciones sociales, con lo que ello implica; sino que además, el resto de países se han acostumbrado a convivir con el virus y a recuperar, en la medida de lo posible la mayor normalidad posible. Esa normalidad sin embargo, se ha visto limitada en muchas maneras, y una de esas formas es la mareante variedad demográfica que hemos vivido.

A día de hoy, después de superar los mayores coletazos de la evidente limitación con la que hemos sobrevivido, la población de todo el planeta empieza a rondar de manera significativa los ocho mil millones de personas. Para ser exactos, nos encontramos en torno a loas 7.900 millones de personas. A pesar de lo mareante que es la magnitud de esta cifra, la cantidad se ha visto limitada de alguna manera, por la multitud de decesos provocados por el coronavirus. Los datos reales son de que el virus, se ha llevado a total de 6 o 10 millones de personas, o lo que es lo mismo, el equivalente a la población de un país como Bélgica fulminada de buenas a primeras.

El motivo del constante crecimiento de los habitantes que ocupamos el planeta, se debe a que desde siempre podemos afirmar que nacen más personas de las que mueren, de hecho por cada fallecimiento que se produce en cualquier lugar, nacen dos personas. El saldo de crecimiento de población también implica experimentar cierto optimismo. De hecho, el día que se está publicando este artículo, hay un saldo positivo de 140.000 personas más, y solo en el año 2021, con la pandemia de por medio, ese saldo ha provocado más de sesenta y siete millones de habitantes más.

La conclusión es que sí, la pandemia ha traído consecuencias negativas al día a día de nuestras vidas, limitaciones de todo tipo y pérdidas completamente insalvables, pero la población ciudadana no está en riesgo ni mucho menos. Crecen los habitantes, aumentan las personas en el mundo, y todo invita a sacar la conclusión de que en dos años a lo sumo, habremos alcanzado los ocho mil millones de habitantes en todo el planeta.