Últimamente, se habla muchísimo de la cocina de aprovechamiento, una tendencia que busca evitar tirar comida a la basura. En realidad esta es una práctica que ya utilizaban nuestras abuelas. Las croquetas de cocido, las empanadillas o un simple pastel de pescado, son un buen ejemplo. La filosofía que hay detrás es clara: no desperdiciar ningún alimento. Por eso, varios expertos hablan en diferentes medios sobre distintas recetas que nos puedan servir para llevar a la práctica este tipo de cocina.

El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el proyecto de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, cuyo objetivo es reducir el desecho de alimentos sin consumir a la basura y favorecer un mejor aprovechamiento de estos, con medidas que incluyen la obligación de la hostelería de ofrecer a sus clientes las sobras de la comida sin coste adicional y en envases reciclables, con sanción de 2.000 euros.

Durante su exposición en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha destacado que se trata de un instrumento jurídico pionero par "regular y concienciar" y para prevenir una "ineficiencia en la cadena alimentaria" que tiene consecuencias económicas, ambientales y sociales.

Así, ha precisado que la intención del Gobierno es que la ley entre en vigor el 1 de enero de 2023 si los trámites y plazos en el Congreso y en el Senado lo permiten.

Planas ha afirmado que solo Francia e Italia disponen de una regulación semejante en la UE y ha destacado que uno de los objetivos de la norma es concienciar, porque el 40 por ciento de la pérdida se produce en las tiendas y en los hogares y otro 20 por ciento en la cadena alimentaria.

Consejos para aprovechar las sobras

Depositar los restos que no hayamos comido en recipientes herméticos y bien envueltos. En el caso de que no haya ningún tupper o similar, es conveniente utilizar papel de aluminio o papel film. También debemos valorar la cantidad de lo que ha sobrado y mira si tienes suficiente para realizar una comida o cena simplemente recalentando. Si es así, guárdalo en un tupper, preferiblemente de cristal y hermético en el frigorífico y consume lo antes posible.

Si la cantidad que ha sobrado es poca, pero aun así se puede aprovechar para ejecutar otra receta, guárdalo teniendo en cuenta la receta que has pensado: pollo o pescado desmigado para croquetas, lasaña o arroz, verduras para un relleno de empanadillas, huesos para un caldo, pan para hacer un delicioso pudin. Al congelar algún guiso o sopa que tenga líquido, guárdalos en un tarro o tupper de cristal, pero teniendo siempre en cuenta que debes dejar espacio y no llenarlo mucho porque se expandirá al congelarse y puede romper el envase.

Desgrasa los caldos antes de congelar: Si te sobran caldos de pollo o pescado es importante que los desgrases antes de congelarlos, ya que pueden dar un sabor rancio al descongelarlos. Para ello tienes que introducirlos primero en el frigorífico, una vez frío verás que se forma en la superficie una capa sólida que debes retirar con cuidado con ayuda de una cuchara. Una vez lo hagas puedes introducirlos en una bandeja para hacer cubitos de hielo y así aprovecharlos para otros guisos y recetas.

Otra de las claves fundamentales es utilizar poca sal, el problema de ello es que al añadir esta especia, el sabor se intensifica de un día para otro, y es algo que a buen seguro deberemos tener en cuenta para gestionar mejor las posibles sobras. De esta manera, cuando elaboremos recetas de aprovechamiento como sandwiches, empanadas o croquetas, podremos disfrutarlas mucho más.