Agua.- Las variaciones en las temperaturas han modificado el ciclo del agua en los últimos 2.000 años
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Las variaciones en las temperaturas han modificado el ciclo del agua en los últimos 2.000 años, según un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y que han analizado los registros paleoclimáticos para reconstruir la recirculación del agua en el planeta.
El trabajo, realizado por instituciones científicas de una decena de países entre las que se encuentra el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), da un paso clave hacia la reconstrucción de la historia global del agua paralos últimos 2.000 años.
La investigación, que publica la revista Nature Geoscience ha analizado la evidencia geológica y biológica conservada en archivos naturales, con hasta 759 registros paleoclimáticos diferentes de corales, árboles, hielo, formaciones de cuevas y sedimentos distribuidos globalmente.
Así, los investigadroes han logrado demostrar que el ciclo global del agua ha cambiado durante períodos de temperaturas más cálidas y más frías en el pasado reciente.
Tras el hallazgo, los científicos se preguntan qué pasará si las temperaturas siguen aumentando. Al respecto, la investigadora del IDAEA-CSIC Belén Martrat, ha explicado que esta variedad de registros geológicos terrestres y marinos aporta una visión global y regional de los últimos 2.000 años que amplía enormemente los datos de los que se disponía hasta el momento. "Nos está permitiendo poner en contexto temporal y geográfico la sequía que sufrimos en zonas geográficas como la península ibéricay la cuenca mediterránea", ha precisado.
El trabajo refleja la complejidad del ciclo del agua y de las precipitaciones y, en particular, las variaciones geográficas, que son mucho más drásticas que la temperatura del aire. Esto habría dificultados a los científicos evaluar cómo han cambiado las precipitaciones en los últimos milenios.
La profesora asociada de la Universidad de Washington de St. Louis (Estados Unidos) y primera autora del estudio, Bronwen Konecky, ha relatado que para ello decidieron estudiar a fondo los átomos que forman las moléculas de agua. En concreto, estudiaron las variaciones de los átomos, denominadas isótopos, que reflejan señales muy completas que, además, quedan registradas en todo tipo de archivos naturales diferentes.
RECONSTRUIR LAS SEQUÍAS DE DOS MILENIOS
"Este es un primer paso para reconstruir los patrones de sequía o lluvia a escala global durante los últimos 2.000 años", ha destacado.
La investigación recuerda que el ciclo del agua es muy amplio y está muy interconectado. El agua se evapora de la superficie de la Tierra, sube a la atmósfera, se enfría y se condensa en lluvia o nieve en las nubes y vuelve a caer a la superficie en forma de precipitación. Cada molécula de agua que forma parte del ciclo tiene una determinada huella o composición isotópica, que refleja pequeñas variaciones en los átomos de oxígeno e hidrógeno que componen la molécula. Entonces, las moléculas de agua individuales pueden ser más pesadas o más ligeras.
Así, los científicos descubrieron que cuando la temperatura global es más alta, la lluvia y otras aguas ambientales se vuelven más pesadas a nivel atómico. Los investigadores interpretaron estos cambios y analizaron cientos de estudios para construir la base de datos que utilizaron en sus análisis. Terminaron con 759 conjuntos de datos de series temporales distribuidos globalmente, lo que representa la base de datos integrada más grande del mundo de isótopos del agua.
"La forma en que el agua se evapora desde los océanos a la atmósfera para llover posteriormente se ve fuertemente afectada por los cambios en la temperatura atmosférica", puntualiza Konecky.
Sin embargo, el trabajo concluye que es "demasiado pronto" para predecir el impacto específico de las variaciones de la temperatura en las precipitaciones y la disponibilidad de agua en el futuro.
De este modo, los datos de este estudio sugieren que es probable que se produzcan más cambios en el ciclo del agua a medida que las temperaturas globales sigan aumentando. De hecho, junio, julio y agosto de 2023 fueron los meses más calurosos registrados en nuestro planeta.
El IDAEA pertenece a la red de trabajo 2k, en la que investigadores como Martrat, Jordi F. López y Mariano Barrientos están trabajando en resultados a nivel regional para entender los detalles de la evolución del ciclo del agua y su impacto en la historia de las sociedades del Mediterráneo del pasado.
"Tenemos indicios de que los cambios climáticos de las próximas décadas van a ir acompañado de eventos extremos cada vez más intensos y frecuentes, y cuando se trata del ciclo del agua, estamos tocando un punto esencial. El estudio va más allá del saber más, se trata de recursos básicos para nuestras sociedades y tenemos archivos de antecedentes que deben tenerse en cuenta", concluye Martrat.