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Así consiguió el fantasma de Elva Zona Heaster resolver su propio asesinato tras ser enterrada

El 22 de febrero del año 1897 encontraron su cadáver. Según el médico, había fallecido a causa de complicaciones en el embarazo

Así consiguió el fantasma de Elva Zona Heaster resolver su propio asesinato tras ser enterrada

Madrid

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 00:24

La ficción a veces supera a la realidad. Es lo que habitualmente pensamos al leer un libro o una película. No obstante, ¿qué ocurre cuando ambos caminos podrían cruzarse? ¿Es cierto? ¿Es falso? La respuesta probablemente nunca la conozcamos, como es el caso de la joven Elva Zona Heaster.

El 22 de febrero del año 1897 encontraron su cadáver en las escaleras en la casa de su familia. Tenía solo 22 años. Los miembros de su familia llamaron al doctor Knapp, quien descubrió que el cuerpo había sido movido a la cama de su dormitorio. Había sido su marido, Erasmus Shue, quien decidió recoger su cuerpo sin vida, limpiarlo y cambiarle la ropa. Le había puesto un pedazo de tela en el rostro para que nadie pudiera ver el rictus de la joven Elva.

El doctor tampoco quiso hacer una inspección profunda del cuerpo y ni siquiera retiró la tela de su rostro. Finalmente, el doctor Knapp aseguró que la joven había fallecido por complicaciones en el embarazo. Durante el funeral, el marido le enrolló un pañuelo en el cuello y tapó su cuerpo con una sábana. El 24 de enero fue enterrada en el cementerio local.




Nadie pensó que su muerte fuera más que una sencilla desgracia. Nadie, salvo su madre, Mary Jane, quien al lavar la sábana tras su hija después de ser enterrada descubrió en ella manchas rojas. Inmediatamente pensó que había sido un crimen y rezó para encontrar al culpable. Fue así como el fantasma de su hija se le apareció: había muerto asesinada a manos de su marido.

"El fantasma le dijo que Erasmus Shue se había enfurecido porque no le sirvió carne para la cena y la agarró por el cuello, apretándolo hasta fracturarlo entre la primera y la segunda vértebra", constó en un reportaje publicado en el año 2019 en el 'Washington Post'.

Erasmus, culpable de asesinato

La madre de Elva, inmediatamente, acudió al fiscal del condado para revelarle lo que el espíritu de su hija le había contado en varias ocasiones. Este reabrió el caso y descubrieron que su marido tenía antecedentes por malos tratos con dos mujeres anteriores. La justicia ordenó la exhumación del cuerpo e hicieron un examen exhaustivo: para su sorpresa, Elva había muerto realmente estrangulada. Presentaba marcas en el cuello, tal y como le había relatado el fantasma.

"El cuello estaba dislocado y la tráquea aplastada. En la garganta estaban las marcas de los dedos que indicaban que había sido ahogada y los ligamentos estaban desgarrados y rotos", consta en el informe forense.

Con estas pruebas, el marido de Elva fue detenido, acusado de asesinato y trasladado a la cárcel a la espera de juicio, que no comenzaría hasta el 22 de junio de 1897. La defensa de Erasmus trató de desacreditar las pruebas, aún siendo consistentes, alegando que no eran más que apariciones espectrales. La madre de la joven fue firme en su discurso y se reafirmó en que el fantasma de su hija fallecida le había contado la verdad de cómo había fallecido.

Así consiguió el fantasma de Elva Zona Heaster resolver su propio asesinato tras ser enterrada

El marido fue declarado culpable y condenado a cadena perpetua. Una pena que, sin embargo, nunca llegó a cumplir porque murió el 13 de marzo de 1900 por causas desconocidas.

A día de hoy, en la pequeña localidad donde tuvieron lugar los hechos, todo el mundo conoce el caso y han dedicado a este caso una placa, en la que costa que este suceso es "el único caso conocido en el cual un testimonio de un fantasma condenó a un asesino".

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