TOROS | Oreja para Escribano, Bolívar y Pinar en Bilbao

Tres de La Quinta

Tres buenos toros de La Quinta permitieron que tanto Manuel Escribano, Luis Bolívar y Rubén Pinar cortasen una oreja este domingo en el coso de Vista Alegre de Bilbao.

Luis Bolívar con Buenastardes de La Quinta, un bravo ejemplar. EFE

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Bilbao, domingo 18 de agosto de 2013. 2ª de Feria. Media plaza. Toros de La Quinta, bien presentados, en tipo, con cuajo y pitones. Soso y flojo el 1º, bravo y encastado el 2º, con buen pitón izquierdo aunque a menos el 3º, noble y enclasado el 4º, deslucido el 5º, y noble y con chispa el 6º. Manuel Escribano, saludos y oreja. Luis Bolívar, oreja y silencio. Rubén Pinar, silencio y oreja.No pudieron comenzar con mejor nota las corridas de a pie de la Semana Grande de Bilbao. Y para semana grande, la de La Quinta. Tras su notable éxito en Gijón, este domingo subió la nota de su temporada con una corrida llena de matices, con la casta como común denominador en varios de sus ejemplares no exenta de nobleza y clase. Dos toros por encima, el bravo y completo que hizo segundo y un buen sexto. Sin olvidar el juego del buen cuarto. La terna, sin terminar de triunfar, al menos estuvieron a la altura de los tres buenos toros que sortearon, uno por coleta. Los tres diestros, Escribano, Bolívar y Pinar, puntuaron en Bilbao con una corrida de toros seria y cuajada. Y eso hay que valorárselo.No dejaron irse a portagayola a Manuel Escribano con el toro que abrió plaza. Tan rápido lo soltaron que al final tuvo que recibirlo con una larga el sevillano en el tercio. Toro bien hecho y con nobleza que sin embargo estuvo lastrado por su escandalosa invalidez. Se derrumbó tras uno de los puyazos y siempre estuvo en el límite de rodar por el ceniciento ruedo bilbaíno. Escribano construyó una faena templadísima, siempre con los toques justos y suaves para conducir con mimo la embestida del toro de La Quinta, que sacó tanta clase en su embestida por el lado derecho como sosería en los viajes. Faena medida que coronó de un perfecto volapié al primer intento.Sí pudo ise a la puerta de chiqueros en el cuarto Escribano que salvó el trance de manera limpia pese a que el toro salió distraído de toriles. El de La Quinta tuvo nobleza y clase por ambos pitones y permitió al sevillano explayarse en una faena de alto nivel. Muy templado y siempre por abajo, Escribano fue creciendo conforme transcurrió el trasteo. La estocada, cobrada tirándose encima del morrillo, fue digno colofón a una oreja de mucho paso que paseó Manuel Escribano.Muy importante fue el segundo toro de La Quinta. Pronto, con fijeza y motor. Se arrancó con clase al caballo de Luis Miguel Leiro que colocó dos puyazos en buen sitio y muy medidos. El toro llegó a la muleta de Luis Bolívar con recorrido y nobleza a partes iguales. Muy entregado el colombiano, supo conducir con mando las embestidas del cárdeno, que siempre obedeció con entrega. Mejor resuelta la faena a derechas, antes de irse a por la espada de verdad Bolívar sufrió una voltereta de la que salió con la taleguilla rasgada. Se repitió la situación tras dejar el torero una estocada desprendida. Mientras se pidió, y concedió, la oreja para el torero, el toro de La Quinta fue despedido por una fuerte ovación.No pudo redondear Bolívar con el quinto, el toro más deslucido del sexteto de La Quinta. Un toro de hechuras más asaltilladas que siempre acortó sus embestidas y buscó las zapatillas del torero, que solventó la papeleta con suficiencia y oficio.Bajito, hondo y con dos leños por delante fue el facado que hizo tercero. Un toro justo de fuerzas pero que tuvo un buen pitón izquierdo, por el que embistió humillado y al ralentí. Lo vio Rubén Pinar en un tanda suave y de buen trazo, aunque el albaceteño se empeñó en torear casi siempre por el pitón derecho, y cuando volvió a la izquierda al toro ya se le había acabado la gasolina. La oreja para Pinar cayó en el sexto, otro gran toro que tuvo prontitud y se desplazó con largura y entrega, sobre todo por el pitón derecho. Pinar, muy solvente y técnico, tuvo la virtud de llevar siempre muy tapado al toro en redondo, aunque faltó algo de reposo y sobre todo, dar más distancia al toro. Las ansias por no irse de vacío, le hicieron atacarse en algunos tramos de la faena. Eso sí, el espadazo con el que pasaportó al toro fue cobrado a ley.

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Con Ángel Expósito

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