Monseñor Agrelo es desde hace seis años arzobispo de Tánger. Se define como "un gallego de arriba a abajo" y participará el próximo domingo en Sevilla en la Jornada Mundial de las Migraciones donde dará testimonio de lo que él ve y siente cada día.

"El problema se ve en rostros y vidas concretas. Tengo en mi ordenador miles de episodios y testimonios porque cuando hablamos de emigración no lo hacemos de una cuestión teórica sino de personas concretas que tienen una historia, un sufrimiento y una esperanza detrás".

Y es que confiesa que en su concepción del problema ha habido un antes y un después. "Antes de llegar a Marruecos tenía mis ideas sobre la emigración que han cambiado radicalmente. Los pensamientos se derrumbaron como un castillo de naipes. Quienes más sufren son las mujeres y los niños".

¿Qué soluciones tiene monseñor Agrelo para atajar el problema? "La hoja de ruta concreta está en el corazón de cada persona. Hay que lanzar mensajes que permitan a cada ciudadano conocer de cerca la realidad. Así quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones seguro que lo harán de manera muy distinta a las tomadas hasta ahora. El Gobierno piensa en lo que puede darles un voto pero si la sociedad cambia, los gobiernos tomarán las decisiones que la sociedad reclame. La sociedad tiene miedo de los emigrantes porque se ignora su condición y porque tiene poca esperanza en relación a su futuro".

Para el arzobispo de Tánger el papel que desempeña el Papa Francisco es fundamental. "En general la Iglesia se mueve con facilidad y naturalidad en las fronteras. El viaje del Papa a Lampedusa ha tenido una importancia muy grande por su fuerza moral. Esto contribuye a ir transformando el pensamiento de las sociedades y el corazón de la gente. La Iglesia debe hacer una llamada a la conciencia de la gente. Renunciar a los sueños es renunciar al futuro".

Escucha la entrevista completa a monseñor Santiago Agrelo en 'El Espejo' de COPE.