TOROS | 1ª de Valdemorillo
Seis jaboneros, seis silencios
Se inició la Feria de San Blas y La Candelaria en Valdemorillo con mucho público en los tendidos pero con pocos argumentos en el ruedo. La novillada de Prieto de la Cal resultó desigual y los tres novilleros evidenciaron su escaso oficio.
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Actualizado 27 may 2017
Valdemorillo (Madrid), viernes 7 de febrero de 2014. 1ª de Feria. Más de tres cuartos de plaza. Novillos de Prieto de la Cal, el 6º como sobrero. Desiguales de volúmenes y encornaduras. Bravo en el caballo el 1º pero venido a menos; encastados 4º y 5º. Desrazados el resto. César Valencia, silencio tras aviso en ambos. Daniel Crespo, silencio tras aviso en ambos. José Antonio Carreiro, silencio tras aviso y silencio.Frío ambiental fuera del coso de La Candelaria y mucho público y calor dentro de él. Buena noticia para comenzar la feria. Había ganas de toros y eso se notaba esta tarde en Valdemorillo. Además, la novillada de Prieto de la Cal era un buen reclamo para la afición. Sin embargo, al final del festejo quedó cierto halo de decepción. Los seis jaboneros del hierro onubense resultaron demasiado desiguales en sus hechuras, con varios muy al límite. Tampoco en el juego mejoró la nota final. Sólo dos, cuarto y quinto, tuvieron más chispa y posibilidades en el último tercio. Y en cuento a la terna, lo esperado. Tres chavales demasiado verdes para un compromiso como éste.Se rompió mucho en el caballo el primer jabonero. Bastito de hechuras, tuvo comportamiento de bravo en el peto, recargando y metiendo riñones en una primera vara muy dura. Lo acusó el novillo y, a pesar de ello, César Valencia lo volvió a pasar vuelta y vuelta. No fuera a quedarse crudo. El novillo quedó tocado pero no hundido. A pesar del castigo tuvo todavía energías en un tercio discreto de banderillas y siguió embistiendo, aunque algo soso, en la muleta del venezolano, que se entretuvo en realizar una faena larga y monótona. Perfilero y sin apretar el acelerador, Valencia sumó muchos pases de poco calado. Se movió mucho el cuarto. Un novillo que tuvo la virtud del celo y el defecto de no humillar. Hubo esperanzas de faena al comienzo de la labor de Valencia tras una tanda templada al natural, que le sorprendió mientras brindaba, y otra en redondo, limpia y a media altura. Pero después todo se enredó, el novillero de amontonó y el novillo acabó por desbordarlo. Bajó mucho en cuanto a trapío el escaso segundo, que apenas vio puya en el tercio de varas. Daniel Crespo se la jugo en un apretado quite capote a la espalda y después sólo pudo mostrar que posee un buen concepto que no pudo llegar a poner casi en práctica por el desrazado comportamiento del novillo de Prieto de la Cal.El quinto trajo otras hechuras, más hecho y con más cara. Y de largo fue el mejor novillo del encierro. Pareció dolerse de una mano en los primeros tercios para después reponerse y comenzar a embestir con encelada y humillada codicia. Crespo le puso ganas y por momentos corrió con cierto gusto la mano, pero la faena no terminó de alanzar cotas mayores.Se juntó en el tercero el verdor del novillero y el nulo celo del terciado jabonero que tuvo enfrente. José Antonio Carreiro vino bien arropado desde su cercana población pero no pudo responder con buen toreo. Ni con bueno ni con malo. El de Prieto de la Cal no tuvo ganas de pelea en ningún momento. El susto, ya espada en mano en un arreón. Por fortuna solo quedo el susto y buen golpe en la nariz.Voló con buen aire el capote Carreiro con el sobrero sexto. El titular había quedado descordado nada más salir al ruedo. El madrileño puso de nuevo voluntad con la muleta el novillo se cansó pronto de embestir y rápido buscó tablas. Con la espada pegó un sainete.
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