Muchas veces las grandes ideas surgen de momentos de extrema sencillez. Ideas que estaban ahí, al alcance de cualquiera, pero que por lo que sea uno no cae en ellas hasta que alguien dice “¿Y si...?”. Esto es exactamente lo que ha pasado con la propuesta de Daniel y Lara Krohn, dos niños que iban en un coche con sus padres, el cristal estaba sucio, pusieron los parabrisas y pensaron entonces las manchas se expandieron. Daniel y Lara pensaron: “¿y si... el agua que cae al llover se usase luego?”

Dicho y hecho, los hermanos plasmaron su idea en una maqueta: "Para probarlo, desmontamos nuestro camión de bomberos de juguete, le pusimos la bomba a un coche de juguete y lo probamos dentro de un acuario. Después añadimos un sistema de filtrado para asegurarnos de que el agua estuviese limpia. Funcionó muy bien".

Tan bien funcionó el sistema propuesto que la mismísima Ford ha querido desarrollar el invento y lo han puesto en un Ford S-Max en pruebas: unos conductos de goma conectan la parte inferior del parabrisas con el depósito de agua. Han calculado que, en menos de cinco minutos de lluvia, el depósito de agua estará lleno. "La idea de Daniel y Lara lleva décadas en las narices de los conductores, y ha hecho falta que un momento de ingenuidad lo haga realidad. En menos de cinco minutos de lluvia, el depósito del limpiaparabrisas se llena completamente", asegura Theo Geuecke, supervisor de equipamiento de chasis exterior de Ford Europa.