El reloj casi marcaba las 12 de la noche. Era el 22 de noviembre del 88, y una explosión sacudía el cruce entre las calles San Francisco de Sales con Ibáñez de Ibero. ETA atentaba de nuevo contra un cuartel de la Guardia Civil sin provocar víctimas entre ellos, pero sí de dos personas que pasaban cerca con el coche.

Uno de ellos era Luis Delgado Villalonga, de dos años, que volvía a casa con su familia. Hoy su padre se emocionaba al recordarle. “Mi hijo no será recordado por descubrir la vacuna contra el cáncer, o por haber llegado a Marte. Pero esta placa, sin embargo, ayuda a que su memoria siga viva”. No ha podido decir más antes de emocionarse y que los presentes le arroparan con un sentido aplauso.

El otro fallecido fue Jaime Bilbao Iglesias, de 38 años. Vivía en el barrio de Argüelles y trabajaba en Televisión Española. Su vida estuvo marcada por la suerte. La buena cuando le tocó uno de los premios gordos de la Lotería de Navidad. La mala cuando esa fatídica noche volvía a casa en su coche sin saber que la banda terrorista ETA había colocado una furgoneta bomba en su camino.

Su hermano ha acudido hoy al acto de conmemoración, y contaba que afrontaba este día con una mezcla de tristeza y alegría. “Triste porque hace más de 30 años que no tenemos a Jaime, ni a su sonrisa, ni a su amistad, ni a su cariño. Y bonito porque tenemos el reconocimiento de instituciones como nuestro Ayuntamiento y nuestra querida Guardia Civil”.

30 años después, una placa mantiene vivo el recuerdo de Luis y Jaime, como reza la misma, por verdad, por memoria y por justicia.