J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Macron representa el mal menor

Solo una abstención masiva por exceso de confianza de los votantes daría la victoria a Marine Le Pen en la segunda vuelta de las presidenciales francesas. Es cierto que Emmanuel Macron no entusiasma al electorado. Su perfil centrista se debe básicamente a que conjuga dos atributos que, en realidad, tiene poco de moderados: la defensa de los intereses de las finanzas y la propuesta moral y cultural sesentayochista, que ha representado la presidencia de su mentor, François Hollande. Pero este no es un plebiscito sobre Macron, a todas luces el mal menor en estas elecciones. El Frente Nacional representa una propuesta disruptiva de consecuencias nefastas para Francia y para todo el continente. Su populismo xenófobo supone una puesta al día de propuestas políticas que se creían definitivamente derrotadas en Europa, por mucho que Marine haya sabido dulcificar el mensaje en comparación con su intempestivo padre. Frente a Jean Marie Le Pen, el gaullista Jaques Chirac obtuvo en 2002 un 82 % de los votos en la segunda vuelta. Hoy las encuestas vaticinan en torno a un 40 % de votos para el Frente Nacional. Esto da idea de la fractura en la sociedad francesa y del hondo descontento entre la población frente el sistema, a lo que se añade una desorientación palpable en cualquier esquina del planeta, en un mundo en rápida transformación. El momento es delicado. Hacen falta diagnósticos realistas y reformas valientes desde unos presupuestos éticos ampliamente compartidos. De lo contrario, el terreno quedará abonado para demagogos como Le Pen.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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