A tan solo unas horas de que Nicolás Maduro jure su cargo como presidente de Venezuela por un nuevo período de seis años, los obispos venezolanos han hablado con claridad profética, una vez más, sobre la situación de ese pueblo. Mientras en las calles se impone un clima de terror por la actuación de los colectivos “chavistas”, en la sesión inaugural de los trabajos de la Plenaria, su Presidente, monseñor Azuaje, señaló que el gobierno de Maduro se ha hecho “ilegítimo y moralmente inaceptable”, ya que está llevando al país a un despeñadero.
Los obispos levantan acta de la situación en la que vive la sociedad venezolana, una descomunal crisis que está produciendo un deterioro humano y social sin precedentes. Algunos datos que recordó el arzobispo de Maracaibo en su discurso fueron los índices de pobreza, la hiperinflación y la violencia, que se ha cobrado en el año pasado la vida de más de veinte mil personas. El presidente de la Conferencia Episcopal Vanezolana pidió que se devuelvan las competencias a la Asamblea Nacional e hizo un llamamiento a la “cultura del encuentro”, enfocada hacia la centralidad de la persona, no de las ideologías que separan y destruyen.