El victimismo de Pedro Sánchez

El Presidente Sánchez, metido de lleno en su gira por diferentes medios de comunicación, ha hecho su última parada en el programa de Jordi Évole para darse un baño de autocomplacencia y victimismo. Después de tratar de desacreditar a los que discrepan acusándoles de poner en marcha una estrategia “trumpista”, él mismo emula al político norteamericano al hablar de “burbujas antisanchistas” y de poderes económicos y periodísticos que maniobran para expulsarle de poder.

Sánchez asegura que no ha mentido, sino que ha ido rectificando y cambiando de opinión sobre los temas más diversos. Como si con él no fuera la cosa, reconoce como un trágico error la conocida como “Ley del sí es sí”, pero despeja balones fuera y adjudica la responsabilidad a otros. Y así con todos los temas espinosos que Évole tuvo a bien formularle.

Sánchez siempre ha demostrado su capacidad camaleónica y ha sabido tirar de su peculiar manual de resistencia. Nada nuevo, aunque a la resistencia le ha añadido ahora altas dosis de victimismo, como si, siguiendo aquella inolvidable y surrealista intervención de Carmen Calvo, Pedro Sánchez y el Presidente del Gobierno fueran dos personas distintas. Hay que reconocer que Sánchez sigue librando su batalla contra viento y marea, ahora de plató en plató, pero lo hace sin un mínimo de rigor y de argumentos, ahondando en la polarización que ha sembrado durante la legislatura y llegando a veces a un cinismo que provoca sonrojo.