La Constitución venezolana de 1999 establece en su artículo 72 que todos los cargos electos y magistraturas de elección popular son revocables mediante referéndum solicitado por un número no inferior al 20% de los electores. Si la Mesa para la Unidad Democrática pide la puesta en marcha de este proceso, como lo piden miles de venezolanos, es precisamente porque la Constitución lo prevé. De modo que el Consejo Nacional Electoral, cumplidos los requisitos previos, no puede detener un proceso constitucionalmente arbitrado. El chavismo no quiere el revocatorio porque después del pasado 6 de diciembre sabe que tiene en su contra a millones de venezolanos de oposición, pero también a muchos chavistas. La campaña a favor del revocatorio sigue una estrategia institucional que es la que ha marcado la política de Capriles y la de la MUD,  y esa estrategia está dando frutos. Maduro apura sus últimos cartuchos. La marcha del pasado 1 de septiembre fue un éxito, como lo han sido las posteriores caceroladas y las concentraciones de hoy mismo. Maduro busca la confrontación para culpar a la oposición de la violencia, y aunque siga deteniendo a periodistas y cerrando medios, la realidad se impone. Las noticias hoy se cuelan por innumerables rendijas que el poder chavista no puede controlar. Por eso Venezuela necesita portadas, plumas, crónicas e imágenes que protejan a los venezolanos y muestren la verdad de un pueblo. Un pueblo que no fomenta insurrecciones, sólo pide el cumplimiento de la ley para dar salida pacífica a un Gobierno deslegitimado por corrupto y tiránico.