También afecta al PNV

La corrupción es una lacra que desvirtúa la naturaleza y la finalidad de las instituciones y los cargos políticos. Durante muchos años parecía que esta lacra afectaba tan solo a los dos grandes partidos nacionales, PP y PSOE. Después vieron la luz casos clamorosos que afectaron a los partidos nacionalistas que gobernaron durante décadas en Cataluña, y ahora hemos conocido la sentencia de un caso que afecta a varios miembros del PNV. La Audiencia Provincial de Álava ha condenado al diputado foral Alfredo de Miguel a 13 años y 3 meses de cárcel por los delitos de tráfico de influencias, cohecho y asociación ilícita. El delito que se le imputa tiene que ver con la creación de un entramado societario que obtenía contratos públicos de manera irregular. Una vez más algunos cargos públicos usaban la información privilegiada de la que disponían en razón de su función, para beneficiarse y/o beneficiar al partido político al que pertenecen. La corrupción está ligada a maquinarias perversas de poder pero también a la debilidad humana. Es necesario combatirla con tenacidad y sin fariseísmos, mejorando los procedimientos de vigilancia internos de los partidos y extendiendo una cultura de la honradez y el servicio.

Más humildad y una buena dosis de contrición es lo que necesita nuestra clase política, especialmente aquellos que, como el PNV, no dudan en dar lecciones de moralidad cuando se trata de denunciar la paja en ojo ajeno.