La imagen del día en Madrid ha sido sin duda la de las largas colas ante los colegios electorales. En un escenario marcado por el multipartidismo y la fragmentación del voto dentro de los bloques que antes se entendían como de izquierda y derecha, es difícil saber a qué partidos está pudiendo beneficiar la alta participación. Pero sea como sea, cuando conozcamos los resultados, lo cierto es que una participación así beneficia a la sociedad en su conjunto, que ha demostrado hoy en Madrid estar muy por encima de algunos políticos, que han hecho todo lo posible para tensar la campaña y sacar partido del río revuelto. Hasta el mismo día de hoy hemos visto a ministras hablando de cordones sanitarios o al propio presidente del Gobierno dando una suerte de mitin, entre abucheos, a la salida de su colegio electoral, mientras Moncloa se dedica a filtrar con la boca pequeña que los resultados de Madrid no pueden leerse en clave nacional, poniéndose con antelación la venda antes de la herida.

Ojalá que pronto queden superados esos bochornosos espectáculos y se traslade un mensaje nítido en clave de un Gobierno estable, que se crea de verdad que es el gobierno de todos los madrileños, y que no caiga en la tentación de la política de trinchera que tanto daño está haciendo a una sociedad cada vez más polarizada, que necesita con urgencia recuperar las bases de la concordia cívica, la altura de miras y el trabajo de todos en favor del bien común.