Línea editorial: "Sin jóvenes y sin familias no hay futuro"
Dado el tiempo de confusión e incertidumbre en el que nos encontramos, son cada vez más necesarias personas que se atrevan a presentar la realidad tal cual es
Madrid
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Actualizado 23:53
En un encuentro con jóvenes italianos, el Papa les ha querido invitar este fin de semana a que sigan apasionándose por llevar a Cristo hasta los últimos rincones de la tierra, especialmente a aquellos más vulnerables y que son víctimas de lo que Francisco ha dado en llamar, con tanto acierto, la cultura del descarte. Y les ha recordado que sin jóvenes no hay futuro, que el invierno demográfico que vive, en este caso Italia, pero que puede extenderse a casi cualquier lugar del viejo continente, nos aboca a una sociedad sin futuro.
En las últimas semanas, en España, se ha producido un acalorado debate en torno a la misma idea, a partir de un discurso valiente de la escritora Ana Iris Simón, que se atrevió a decir, sobre los planes del Gobierno, que sin familias no podemos pensar en una España próspera para el horizonte de 2050. Las reacciones virulentas y el acoso mediático que la joven escritora ha sufrido, especialmente por parte de quienes no tienen pudor en aparecer luego como adalides del feminismo, retratan a los protagonistas y vuelven a mostrar la dificultad que tenemos en España para articular un debate público que sea crítico, sereno y fecundo.
Dado el tiempo de confusión e incertidumbre en el que nos encontramos, son cada vez más necesarias personas que se atrevan a presentar la realidad tal cual es y a señalar, si viene al caso, que, como en el conocido cuento, los emperadores que se dedican a vendernos el humo de sus ropajes, están, en realidad, desnudos. Sin jóvenes y sin familias no hay futuro. Y el primer paso para ponerle remedio es reconocerlo.
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