Tras un atípico Día del Seminario en 2020, trasladado al día de la Inmaculada por la pandemia, el de 2021 vuelve a celebrarse por san José. Su figura es siempre un gran referente para los seminaristas, pero más todavía en este recién estrenado Año de San José, que conmemora los 150 años de su declaración como patrono de la Iglesia universal. En paralelo, el Papa inauguró el viernes un segundo año, dedicado a la familia, para impulsar la pastoral familiar, a los 5 años de la exhortación Amoris laetitia.

Aquel documento tuvo repercusiones que trascienden ampliamente la temática familiar, y consagró un paradigma de pastoral cuerpo a cuerpo que Francisco quiere también que impregne a los sacerdotes, a quienes continuamente urge a salir de sus despachos parroquiales para entrar en contacto directo con la gente.

En palabras de los obispos españoles con motivo del Día del Seminario, “los futuros sacerdotes deben entrar en el corazón de las casas, estar cerca de las personas, de los sufrimientos y las alegrías del Pueblo de Dios”. Aluden, por un lado, a la coyuntura actual de pandemia, cuando se necesita más que nunca “consuelo y orientación”.

Pero también hablan de la urgencia de reconstruir “el tejido eclesial evangelizador” desde relaciones de cercanía, que son las que construyen comunidades cristianas. Relaciones para las que ya no sirve esperar a que acudan los fieles a las iglesias, sino que demandan sacerdotes “todoterreno” y bien formados para responder a los retos del mundo de hoy.